Sacrificio

Ante estos pilares de la memoria, de viejos Apolos dormidos,

ante estos recuerdos guardados, esta orquesta y misa de olvido;

he venido a hacerme escuchar por la luna de antaño,

por el crucificado altar de nuestro tiempo,

por aquellas noches, migajas en el festín celeste de la consagración.

Corona de espinas a la altura de mis cicatrices han reabierto la herida,

y viejas estrellas regresan, testigos de la sangre,

lágrimas de salitre y de alamedas y puentes, y calles y nuestros antiguos escondites,

no bastan para enceder la noche, poner una luz en los archivos del tiempo.

Ante estos pilares, ante el fauno y las ninfas, y el pasado con su máscara de jade,

vengo a reclamar a mis muertos, vengo por la flores, el polvo y los besos.

Entrego a a la noche una luz virgen, cabellos solares de cirios, tenues relámpagos

contemplándose en los ojos.

Nada basta, ni mirada de niña, ni recuerdo de soles,

no hay dónde encontrar tu nombre y tu cuerpo completo.

Vano sacrificio del momento presente, y la inocencia.

Lo que me llega de ti es un dedo de lluvia, un rostro ascendido en la espuma, un eco de alba;

alfileres en la herida, polvo para maquillar la ausencia,

huellas que vienen solas sin ser nombradas, puentes y caminos rotos,

una luna de yeso protegiendo sus heridas.

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