Amor, niña que se mece en su columpio de hojas
ventana y espejo para las estrellas que noche tras noche saborean los rojos frutos de tu boca
Amor, árbol hijo del éter , de la mente y el rumor de las neuronas.
Amor casa y jardín sostenido en la mirada de la luz
niña ausente en la fresca leche del hogar.
Amor, músico roquero que abraza los escenarios de la vida
niño y guitarra eleéctrica en la que ecos y rayos del sol se vivifican
hasta engendrar caminos celestes para las aves del porvenir.
Casa amor y amor casa de estrellas, dorado amor,
canto y pan de oro, amor alegre de puertas infinitas
meditabundo en el presente pero henchido de vida en las bailarinas esferas de una noche futura.
Amor de niña y niño que se entregan a la brisa de encajes,
a su escenario colgante, al sabor de la cereza del mítico árbol
del amor de los amores.
Amor, columpio alegre y vivo, alimento de las estrellas que se devoran a sí mismas
amor olvido de la sonrisa rescatada por una fuerza invisible en el reflejo del niño antiguo y primordial.
Amor que se columpia y lanza al abismo de la felicidad cuando tus ojos
sacrifican su mirada y bajan para rescatarlo, al paraíso perdido de mi cuerpo.
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