El Poder de las Frases

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En nuestro lenguaje coloquial existen frases populares que contienen en si una gran fuerza idiomática, este el caso de:

¡Como Chingaos No!

Frase que usamos y oímos en nuestras conversaciones y que pronunciada con entonación y grandes signos de admiración, refuerza todo su poder.

Permítanme reseñar su origen: Cuentan que allá en el norte de nuestro país a principio del siglo XX. Hipólito, había terminado de cumplir su condena impuesta por la justicia como consecuencia del delito que cometido debido a su falso orgullo.

Durante todo este tiempo lo que más le había dolido es  no poder disfrutar de los bailes, tan famosos por esas regiones. Él, se consideraba un gran bailarín y muy hábil para las mujeres, ambas cosas era motivo de su pecado de orgullo.

La oportunidad se presentó en la feria del pueblo. Con las ganas quemándole por dentro, Hipólito decidió asistir esa noche al baile.

Tan luego entro al casino se dirigió al lugar donde se reunían las muchachas. Lupita era la más bonita, como alguna vez lo fue su hermana mayor; era cosa de familia, lo mismo había sucedido en su tiempo con su madre.

Lupita al darse cuenta de los planes de Hipólito, empezó temblar nerviosamente. Los nervios se le notaban también al resto de las muchachas. Todo el pueblo era consciente de la mala fama de Hipólito.

Hipólito se desplazaba a lo largo del salón, seguro de sí mismo, provocando que la gente le cediera el paso, con el fin de evitar roses.

Al llegar a su objetivo a Lupita se dirigió.

-¿Lupita bailas?

-¡Como Chingaos No!

De esta manera quedo rota la mala racha y desgracia familiar, evitando correr la suerte de su hermana.

 

-Rosita no me desaires,

la gente lo va notar.

-Pues que digan lo que quieran,

contigo no he de bailar

 

-Echo mano a la cintura

y una pistola saco;

a la pobre de Rosita

nomás tres tiros le dio.

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