Cuida de las palabras
antes de mandarlas al éter,
plasmarlas en un envío
y que su existir sea permanente.
Los idiomas de la sabiduría
se concentran en la retorica,
en subversivos discursos vainilla,
elevados al entendimiento armónico.
Para la efectividad del pensamiento
es menester plasticidad en la lengua,
compartir y comentar con precisión,
coherencia que supere lo visceral.
Articular volutas floridas
mediante la flor y el canto,
cultivadas en la poética, en la estética,
en un espiral de elocuente oratoria.
Con reserva se debe comunicarse,
advertir la semiótica del otro,
desde el interior descodificar
una respuesta desde su origen.
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