serialImpulso cuasi inconsciente de fatigarse día a día.
Destrozándose los dedos de angustia multicultural a granel.
Gastando los zapatos outlet por caminos poco transitados.
Dejando una estela de horror, maldición, astucia, y fama ocultada.
Sensible a lo insensible, con un toque de morbosidad.
Ignorancia de motivos, dejada a un lado al ponerse los guantes de latex .
Antorcha encendida, titilando: Lo haré o no lo haré.
Sangrando, no las manos, sino las arterias del niño interior que lo obligan a hacer lo que no le gusta.
Desolados amaneceres, ignorados por las artísticas ejecuciones desafiantes de toda logística policial. Atravesando cada día por charcos sucios de incomprensión ajena, externa… y propia.
Pagando, cada semana, la cuota usurera para amordazar la ley y el orden… en su cabeza.
Intoxicación de frenesí al querer entender la mente de uno de ellos… o de todos.
Necesidad sofocante de redimirse, con su antítesis: necesidad sofocante de redimirse, para dar la síntesis: no contárselo a nadie.
Lastimeras manos invisibles que lo empujan a una carrera ininterrumpida que no se sabe cómo parar, que no se quiere parar, que no se necesita parar.
Culpa, culpa, culpa, aliviada con más culpa, culpa, culpa…
Uno que otro dejará de serlo, porque ninguna cosa es imposible para Dios.
Destrozándose los dedos de angustia multicultural a granel.
Gastando los zapatos outlet por caminos poco transitados.
Dejando una estela de horror, maldición, astucia, y fama ocultada.
Sensible a lo insensible, con un toque de morbosidad.
Ignorancia de motivos, dejada a un lado al ponerse los guantes de latex .
Antorcha encendida, titilando: Lo haré o no lo haré.
Sangrando, no las manos, sino las arterias del niño interior que lo obligan a hacer lo que no le gusta.
Desolados amaneceres, ignorados por las artísticas ejecuciones desafiantes de toda logística policial. Atravesando cada día por charcos sucios de incomprensión ajena, externa… y propia.
Pagando, cada semana, la cuota usurera para amordazar la ley y el orden… en su cabeza.
Intoxicación de frenesí al querer entender la mente de uno de ellos… o de todos.
Necesidad sofocante de redimirse, con su antítesis: necesidad sofocante de redimirse, para dar la síntesis: no contárselo a nadie.
Lastimeras manos invisibles que lo empujan a una carrera ininterrumpida que no se sabe cómo parar, que no se quiere parar, que no se necesita parar.
Culpa, culpa, culpa, aliviada con más culpa, culpa, culpa…
Uno que otro dejará de serlo, porque ninguna cosa es imposible para Dios.
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