Una estera de humo nos sostiene en el aire
por el que danzamos y flotan nuestros cuerpos
que han aprendido a sostenerse en el viento.
Humo soy que sale de tus labios y en el aire flota,
viento eres que naces de mi boca y en mi flotas.
En nuestra respiración conversamos,
en esa nada que es el tiempo.
Nuestras palabras se abrazan, se besan, se penetran,
se procrean en millones de palabras sostenidas en las partituras del cosmos.
Somos aire sostenido en los pentagramas del cuerpo, aire que devora aire,
y camina por su esqueleto el humo y a veces nada por sus vacíos,
y no nos sostiene sino un suspiro, sólo un suspiro.
Primero fuimos besos, caricias, besos que se abrazaron,
caricias atadas en un beso.
Somos besos y caricias sostenidas y humo que se reproduce en billones de cuerpos,
aire que el vuelo se embriaga con el agua que sostiene tus fosiles,
y toda esa agua que eres y en la que tu alma se sostiene se esconde
y se entierra se escabulle en mi como si yo fuera lo hondo del mundo.
Descansamos en el aire y después en el humo,
dormimos y soñamos que somos más que aire,
me besas, me pezcas y me salvas de volverme
el vacío, mortaja de mi aliento.
Vuelvo a ti después de haber errado en el vuelo
y de haberme perdido en la niebla.
Vuelvo como una sombra de mí que se perdió en el viento,
vuelvo, caigo de la estera de humo y me alumbras como un sol sostenido en la oscuridad,
a la vida después de haber intentado ahogarse en el mar.
Nos amamos en el humo que se sostiene a los huesos del aire,
caminamos en la nada, las cuerdas del universo nos sostienen como soles
y tú para sostenerme a la vida sostienes al sol en una bola de cristal.
Impactos: 1