Rompecabezas

Me ha llevado años juntar tus cenizas,

el aroma de tus huellas en el barro,

el camino de las muchas vidas que me dejaste en el delgado hilo de tu mirada

que llevo prendida a la oreja.

Los reflejos del horror y la entrega, las piezas perdidas de mi desnudez.

Vidas y un andar de laberintos es el precio por reunir cada uno de tus ojos con mi imagen enterrada,

vidas y cabellos anclados al árbol de los sueños.

Largo andar de generosas horas por los desiertos tras una sombra capaz

de romperle los talones al amor.

Una galería de soles, una corona de espadas con mi sangre, ese ha sido el costo

de unas cuantas piezas que por dentro poseen la imagen del sentimiento, la luz de la ausencia.

Sed sobre mares en su crepitar de corales, labios en llamas sin pozos al corazón,

olas, escalinatas, fatiga de liciérnagas, y sombras escondidas de la luna en las estatuas;

tanto dar de jornadas para nada en una larga espera de estrellas.

No hay forma de juntar tu piel, no hay formar de cantar de nuevo mis ojos con las mismas notas.

Nadie ha vagado tanto para reconstruirte desde el origen,

para ganar ese sauce que entre sus plumas cobija a nuestros corazones.

Me resigno a morir largas vidas si es eso ganar de nuevo aquel susurro de tu frente sobre mi pecho,

ese besar de la sangre sobre la palabras verdaderas.

Me entierro una y otra vez en la bóveda celeste buscando no sé que constelación de silencio,

y dejo llorar sobre la tierra a las copas del alma.

Cuantas piedras de lamentos, cuantas hojas secas del insomnio,

cuanta arena y viajes solitarios para tenerte una vez más bajo la misma sombra;

el amor ha doblado sus precios y su belleza.

Estoy perdiendo las horas en el frágil reloj de mi vida en una apuesta de olas rotas.

Dónde están los ángeles del sol para protegerme de esta osadía,

dónde está la otra parte de mi herida para esconder mi vergüenza..

Si al menos llegara a ver tu rostro, la semilla del crepúsculo muriendo

para entender la impermanencia del agua sobre los trenes del aire,

si al menos se juntaran los fragmentos de tu ausencia podría pensar

que en esta apuesta de nubes, buena lluvia he ganado,

pero va creciendo tu sombra sin pan ni vino como un clavel de tinieblas

que mata de sed y de frío en espejos sin reflejo.

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