Amor escalera entre abanicos que me ocultan el tercer ojo de tu rostro inmaculado,
de tu infancia entre la basílica de las estrellas de la patria añorada.
Amor de puertas cerradas que son las fortalezas del canto terrenal que gime al cielo;
amor la bomba y la dinamita de la chimenea,
el carbón de estrellas y humo de los astros que hinchan, colman y purifican al preso corazón de los sentidos,
en la boina y pluma del quetzal atribulado, en el ojo del pintor afligido tras su obra,
que reconstruye día a día los conductos de su corazón en las profundidades de los sueños .
Amor de la mujer-hombre que se fuma las ansias,
y nos halla en las grutas de su infierno, entre las cenizas del cetro y los aplausos,
amor propio, placer y polvo.
Amor zapatillas danzantes de pantalones anchos, que se sabe dueño de su propio universo en diamantinas,
del que entre el humo de un quebranto y el día que se marcha, revive el rostro demacrado.
Amor sonrisa, cetro y reino de las luces que me abatieron en las carcajadas de tu piel.
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