Siempre hay un silencio inerte
antes del estruendo terrible del rayo,
relámpago del ocaso,
observador impávido del muelle.
Después de caer sobre la Tierra,
la incógnita de tu huella
se convirtió en nuestro aire,
la confusión, en su aroma,
la pregunta angustiada,
tu hermandad gentilísima,
y las palabras entre los amigos.
Hoy tu falta es un críptico rompecabezas
que nadie logra resolver,
un brote en el tallo del misterio,
la tierra mojada de la tristeza.
Tu ausencia es el eco lozano
de la luz sobre la piedra,
la espada que nos atravesó a todos
antes de poder gritar de dolor.
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