Mis pestañas son anzuelos que te arrastran hacia el interior de mis ojos,
casas de cristal donde habitan cien especies de flores,
flor eres que convulsiona sus pétalos en la laguna de mi cuerpo,
anclando sus raíces a mi fondo acuático.
Ven, experimento de Dios,
criatura que va escribiendo mitos en mi piel,
entra en mis ojos, inúndalos con tu aroma de cascadas,
haz que estallen, que dejen de ver cómo el mundo se descascara,
y vuélvelos dos rocas
que se precipiten al barranco.
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