Lo que siento por ti no cabe en esa palabra angosta y pequeña.
En los intentos de caber mis sentimientos se rompen,
cristales de espejos viejos que han capturado mil rostros,
mas lo que evocas los salva como vidrios de rocío
que se esconden en la flor huyendo de la luz del sol.
Entonces renacen gigantes y nuevos
como dioses que no caben en la tierra.
Ven a esta palabra como un cuarto de objetos abandonados
donde ya no cabe una pieza más en la reducida casa
en la que se entra para ahogarse con las huellas de antiguos habitantes y no salir.
Mis sentimientos son el águila que traspasa
los espejos del horizonte hacia otras realidades
desde su elevada morada observa a esa palabra
como un extraño juguete con el que el horizonte se enreda
sin resolver su acertijo, como un rompecabezas
al que le falta un pedazo.
Mis sentimientos por ti no pueden guardarse
en esa palabra armario donde la humanidad encierra
sus inválidos deseos y sus recuerdos mancos.
Ellos pertencen a la esponja del firmamento
que en sus entrañas guarda las gotas de tu cuerpo.
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