Nos iremos a Marte.
Empacarás tus cosas.
Iremos allá donde entes huraños habitan
y no te sentirás más ajeno
a tu humanidad
o a tu imagen.
Diré «las estrellas»
dirás «no hay cielo»
diré «cometas»
y esbozarás un gesto de disgusto.
Te daré un anillo de Júpiter
como una muestra de afecto extraterrestre.
Me mirarás con pena
y con rechazo
y una vez más
me lo regresarás, –es justo
tal y como devolviste aquél anillo
sobre la Tierra.