Estoy en un lugar en el que son las cuatro de la tarde y en un tercer piso. Muy lejos de casa. También estoy en la escuela y soy muy joven. Demasiado joven. Hace frío.
Por la mañana, al atravesar el parque bajo una lluvia que sin los vientos helados habría sido simplemente una llovizna, pensé que era una estupidez haber erigido ciudades en esa región del mundo. Londres, con todo y sus majestuosos museos, me pareció una equivocación que debía ser borrada de la faz de la Tierra. Si en esa fracción de segundo me hubiera convertido en una criatura todopoderosa, la Gran Bretaña entera no existiría más. Durante cinco segundos, mientras sentía los golpes del viento, tuve el convencimiento de que las ciudades no debían existir tan al norte del planeta.
La verdad es que no estoy lo más al norte que se puede estar y que las tempestades también se viven al sur. En fin, ya dije que soy muy joven, aunque eso en realidad no quiere decir nada. Unas ardillas gordas que bajan de los árboles para retratarse con los turistas, probablemente signifiquen algo. Que poderosos vientos gélidos me empujen una tarde que parece una noche, probablemente signifique algo, pero tener más o menos años, eso debe significar nada o muy poco. Pongamos a mi madre por ejemplo: Ya no es joven y siempre tiene miedo. No es bonita, la verdad. ¿Brillante? No, tampoco. ¿Realista? ¿acomplejada? probablemente las dos cosas, pero esos hechos carecen de importancia.
De una cosa estoy seguro: No quisiera ser como ella. Me sabe mal decirlo, pero está hueca. No me malentiendan, la quiero, pero aunque por alguna razón mucha gente la respeta y piensa que es una mujer inteligente, su cabeza está llena de humo. Ella me lo dijo un día. Quise no creerle, pero ya no puedo hacer más que sentir asfixia cuando escucho su voz. Seamos sinceros ¿qué clase de mujer le confiesa a su hijo entre lágrimas que se siente vacía? ¿qué tipo de persona te dice a los diez años que encuentra extremadamente complicado moverse entre los días y que no está segura de que vivir valga la pena? Bueno, damas y caballeros, les presento a mi madre.
Que haya puesto un océano entre nosotros puede o no significar algo. Puede o no. Que yo sienta esta aversión por los espejos y lleve un año sin mirarme en uno, puede o no significar algo. Puede o no. Como verán, tengo mi propia teoría de la relatividad aunque soy muy joven y, aunque como ya lo dije, eso en realidad no signifique nada.
Por otra parte, el hecho de que yo sea un adolescente normal, sin ningún poder extraordinario, significa que la ciudad de Londres está a salvo y que no estallarán todos los espejos del mundo en este mismo instante, así que procuren vigilar a sus reflejos muy de cerca.
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