Casa de espejos dentro del cuerpo,
reflejos de personalidades múltiples
se unen para construir al ser
y aprender a enfocar la identidad.
En meditación se plasma un diario
que sus hojas hay que voltear,
observar lo indocumentado,
la realidad se advierte en lo ya escrito.
Saberse dueño de la mente
es tener control de los sentimientos
envasarlos en reflexiones,
con etiquetas de letras históricas.
Comprensión de uno mismo,
viejo amigo de la conciencia,
se conocen las aptitudes y defectos
que surcan el camino de las metas.
Como un reflejo amorfo
la conducta siempre se amolda
al interior se abstrae con cada elección,
resulta la suma entre el yo y uno.
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