−Helen, cancela todas las citas de mañana viernes, es mi cumpleaños.
−Sí señor. “Dios os guarde.” Que se la pase muy bien.
−Gracias, solo quiero hacer todo un recuento de mi vida, 37 años y llena de éxitos. Pero no sé porque te digo esto. Si habla mi madre le dices que el sábado celebraremos, que pasa mi esposa por ella a las 9:00. Buenas noches.
Héctor va a su casa, se duerme y empieza a soñar: En la sala de expulsión.
−Señora Dona la vamos a anestesiar, ya está la firma, bien.
En el vientre de la señora Dona, el feto oye una voz: Ya viste lo que pudo haber sido tu vida, es lo que estabas soñando, un gran empresario, una gran familia; pero todo esto no sucederá porque te van a quitar la vida en un rato.
−Y, ¿qué puedo hacer?, tengo mucho dinero.
−Todavía no lo tienes… ni lo tendrás.
−Entonces, ¿para qué me muestras este sueño?
−Porque a pesar de todo lo que podrías ser o tener, con éxito o sin él, tienes que perdonar a quien dio la orden de matarte.
−Es ilógico lo que me dices. Jamás lo perdonaré.
−¡Es tu madre, la que en el sueño tanto quieres y tanto te quiere!
−No lo entiendo, si tanto me quiere y yo a ella… estoy en shock, por qué tengo que vivir esto.
−Porque en la actualidad está viviendo un verdadero infierno… y no va a parar hasta que no la perdones.
−Ya me perdí, ¿cuál es el pasado?, ¿cuál el futuro?, ¿en dónde estamos?
−Solo perdónala, por favor, por favor, por favor… Ya va a empezar el doctor.
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