Del jardín de papel corté una rosa para ti.
Con los versos de la mañana se despidió de sus hermanas imaginarias
de su sol de acuarela, de su tierra y mares diluidos por la lluvia de la tempera.
De mi jardín dejó ir sus azules a tus ojos, sus azules en franjas, caminos celestes de un cielo virgen de dioses;
sus rojos colores se abrazaron a tu cuello, riachuelos de mi sangre enamorada, y su pureza blanca bautizó tu frente
arrodillada ante el pecho de un amor que luchaba por nacer.
La corté y sus espinas sin filos dibujaron el paisaje de su estrella, único lucero que nos alumbró
a través de las prisiones del sentimiento; estrella recortada de los dibujos del paraíso,
de nuestra bandera que abrigaba al frío corazón.
Con ella te di bosquejos de mis sueños, la memoria de mi manos, recortes del tiempo
y un colibrí envuelto en hojas sobre la cima de la flor, su nidoy montaña, refugio del viento.
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