Amor a la amistad, fruto maduro en los labios de la flor,
corazón que ha aumentado en su andar sobre el tallo emplumado de los caminos revividos.
Amistad de largos sonidos, palabra rescatada del oscuro desamor,
palabra fina que teje arcoíris en las calcetas cuando el andar cansado se deshace..
Amistad, estela de mujer en el jardín de la pasión, fruto joven en la boca del árbol.
Amistad al amor, ahínco de dos o más en el tiempo, intento por mover horizontes,
por darle cielo al fuego, índigo suspiro en las entrañas ardientes de las pasiones, rojas alas en los papalotes;
son sombras tangibles que me asisten, me reconocieron, me salvan, y rescatan mis encajes
de entre la procesión de los que lloran.
Amores de amistad, pájaros tendidos al sol y a su aventura de sueños despiertos,
amistad en amores, saetas colgadas a luz sonámbula de la luna,
tendido dulzor de cantos dormidos que se sueñan rostros diferentes,
amor de como te amo, nos amamos, y muchos se aman.
Amistad, palabra templada sin filo de espadas.
Amistad, palabra templada con aguas filosas, una prolongación de amor en los alientos del alma,
es todo un ahínco de amar hasta el cansancio, y más allá de sus silencios.
Te amo con amistad, con amor de pájaros amigos, con ahínco hasta el cansancio de los labios
sobre tu frente y tus palabras.
Te amo dentro de un campanario azul en el corazón,
con los milagros de resucitar después de morime en un prolongado hundimiento en las estrellas
que me refugiaron de los dobles rostros de los besos.
Te amo, aun después de morime un mundo y en bufandas de constelaciones enmudecidas
por la diáfana ausencia de tus labios.
¿Lo ves?
Hemos llegado a la ronda de campanas, que acarician la palabra sin armas ocultas por los llorosos reflejos.
Hemos llegado a un refugio, a un centro de amor en medio de la carretera,
y vamos por la libre, amando sin abrazos ni relámpagos de reptiles enfurecidos
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