Quita los años de piel que cubren mi pecho,
quédate con mi corazón en las manos
y sóplalo como a un caracol
para esparcir sus ecos de arena en los ojos de la tierra.
Arráncame las medias de sedas de las lágrimas
que tengo pegadas a los poros,
remueve mis huesos, astíllate con ellos las uñas de los labios,
y rómpelos, amontónalos en el umbral de tus hombros
como una pira humeante.
Desahoga mis manos sobre las ramas de tu cuerpo
Y libera el grito del pájaro que se ha anidado en mis pechos,
avecilla ciega, muda que vino sin dote al mundo.
Chúpate el tuétano de mis ojos, que caigan ante ti todas mis pestañas
dejando la mirada descubierta de una niña libre sobre prados.
Rebana y corta y tala los bosques de palabras
donde me adentro a recoger luciérnagas en el oscuro lago de mi voz .
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