Entre la noche y el día se debate mi alma
entre el filo de una estrella en la garganta
y las brasas del fuego en el umbral del amanecer.
Navega por las turbulentos ríos de la sangre
se azota en los muros del cuerpo
se pierde al otro lado de la espacial oscuridad de las eras
insondable jardín donde alrededor de flores no nacidas vuela mi sombra.
Tanto tiempo en un cuadrado
pelean mi luna y mi sol
de debaten su sitio
las silenciosas aguas de plata se secan en la piel de la tierra solar.
El bramido de mi alma no sabe cantar
su música salvaje no encuentra su ciudad sagrada ni el templo del viento para volar en notas libres
cada vena y arteria del corazón está en busca de un pozo en el cielo donde verter su pesar,
ah firmamento de mi esencia con sus nubes ya enrojecidas por la sangre
con su profundidad de océano
ahí es fácil enterrar la voluntad y las pupilas para que den frutos de sueños.
Mi alma se adhiere a anhelos en ansias de emigrar hacia los horizontes de lo
eterno mas hay memorias que me aclan a corales de ecos en los mares de la tierra
tanto tiempo en un cuadrado mi luz y mi oscuridad se confuden,
se intercambian sus máscaras, se arrastran en sus deshechos
en busca de ventanas o un triángulo, puerta a la luminosa bóveda sin limites
en la que resuena el arpa de Dios arrullando el sueño de las almas.
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