−¡Abuela, abuela!, ¿dónde está la Petra?, vi al lobo besándose con la Juana.
−No lo sé Sonio, ha de estar allá fuera, perdiendo el tiempo como siempre, ahora disparando con su rifle de corchos. Desde que cumplió sus quince dejó de jugar con la Marquez, la Moncaya y la Sensemayá, para disque tener novio. Mejor dile que la estoy buscando para que me ayude en la cocina. ¡Novio, ni qué novio!
−Voy a buscarla; y abuela, ¡otra vez esa música!, ahorita no está mi mamá, quítala.
Sonio encuentra a su hermano.
−Sacho, ¿no has visto a la Petra?, es que vi al lobo besándose con la Juana.
−No, pero si quiere la Petra, la acompañamos a reclamarle al lobo.
−Pues hay que decirle a los compas de los cazas; ya sabes como son la pandilla de los lobos, bien pegalones y bien montoneros. Mira ahí va la Petra, vamos con ella.
−Sí, ya me enteré, ahorita voy a cacharlo con la Juana.
−Nosotros vamos contigo, pero no tiembles; ahorita les mando un mensaje a los cazadores para que nos apoyen.
−y, ¿la abuela?
−Durmiendo y oyendo los discos de mamá como siempre.
Cuando llegan a la esquina donde está el lobo con Juana, Petra le intenta reclamar a su novio, pero este le grita y trata de golpearla, los hermanos se le van encima para detenerlo, pero éste los avienta con un par de golpes; Juana se va corriendo, y en eso llegan la pandilla de los cazadores y sujetan al lobo, están forcejeándose cuando se oye venir una patrulla de policía, y todos corren. Llegan a su casa Petra, Sacho, pero no Sonio.
−Sacho, ¿qué le habrá pasado a Sonio?, se habrá pegado en la cabeza y ya se murió, o se lo llevó la patrulla; todo por mi culpa, qué desgraciada soy, ¿Qué le voy a decir a la abuela y a mamá?
−Ya no llores Petra, vamos a regresar a ver qué pasó, ¡tan buen hermano, tan servicial, tan estudioso!
En eso, atrás de ellos se acerca Sonio que al oír esas palabras también empieza a llorar. Entonces, ellos voltean y lo ven.
−¡Sonio, no te pasó nada, estás bien!
−¡Qué alegría verte, ya no soy desgraciada!, ¡Soy la mujer más feliz del mundo! Vamos con la abuela, ya no tarda en llegar mamá, a ver que le dieron sus patrones de navidad este año.
−Un disco, como siempre. –Sonio y Sacho lo dicen a coro, y se van corriendo a su casa cuando ven llegar a su mamá que les dice.
−Ya quiten al Procofi,
−¿Ponemos al chuber, mamá?
−No, porque está mocho, mejor pongan los cuadros.
−Solo tenemos a la Virgen de Guadalupe y el retrato del abuelo, y ya están puestos.
−¡No! Los que están orquestados por el Ravel. Hoy mi Patrón, Herrera de la Fuente, por primera vez en 18 años no me dio un disco sino un pavo, lávense las manos y vamos a cenar. Sonio, busca la oración de la navidad, esa que dice: Gloria a Dios en el cielo y paz en la tierra a los hombres de buena voluntad.
Fin
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