Descubrí ese día que soy alérgica a lugares abiertos o cerrados sin señal en mi móvil. Y para sobrevivir esas horas, jugué a que el mundo era el internet. La sociedad del conocimiento, la adquirí platicado de persona en persona. Para construir los algoritmos use mis paradigmas; ahí tuve problemas, porque hay cientos de miles de millones de ellos girando en el mundo real. Para hacer predicciones tome mis datos y descubrí que los resultados, eran según yo, ¡creo que algo no funciona! Supe, entonces, que no me podía comunicar con alguien que estuviera en otro chip, cuando yo ni chip tengo. Y encontré que ya solo pienso en lenguaje máquina. ¡Qué horror… sin máquina!
Cuando por fin regresó la señal, le di gracias a Dios porque mi móvil no se dañó. Tengo mis contactos, los puntajes de mis juegos y mi historial, intactos. Me uno a todas las oraciones para que no vuelva a temblar; o si pasa… que no se vaya la señal.
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