Campanita, Garfio y yo lo atamos todos los años que quisimos. Pero ahora estoy aburrida y no sé a qué jugar. ¡Ya sé!, desataré a mi padre para que nos alcance. Pero vi con estupefacta sorpresa que ya no sabía caminar. Entonces, recurrí al adulto para enseñarle esos menesteres; pero cuando volteé ya habían desparecido mis amigos.
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