“¿ Querías Caldo? Ten tres tazas” Refrán popular cubano
Yuli era una cubana como todas las demás cubanas, desde muy joven cumplió con los requisitos de la buena cubana, ser mulata, de estatura media aceptable, piernas fuertes, caderas exhuberantes, trasero voluptuoso, pechos grandes y mirada viva, pero hubo un punto de la larga lista para ser una buena cubana que nunca cumplió, el de ser una bailarina fiestera. Yuli era sorda de nacimiento, nunca había escuchado la música, no tenía ni la más remota idea de que era eso que provocaba tanto entusiasmo en la gente o que a veces provocaba lagrimas o ataques de tristeza en quienes la escuchaban; ella solo observaba a la gente moverse como muñecones de un lado a otro, entrando en un trance y se decía para sus adentros ¿pero qué coño es eso Dios mío?parecen poseídos, pero se ven felices. Eso pensaba mientras se quedaba tiesa observando a todos dar saltos y agarrar frenéticamente a sus parejas.
Yuli nunca se había logrado enamorar de nadie, lo intentaba, hacia un gran esfuerzo , pero nada surgía en ella que se le pareciera al enamoramiento. En su diario escribía “Todos los días observo a los transeúntes, observo a mis compañeros de clase, a mis compañeros del trabajo buscando algo especial, pero algo no encaja, algo le falta a esos hombres para lograr engancharme, están como muertos, a veces en sus miradas puedo ver destellos de eso que busco pero solo son eso, destellos, al final del día para mi todos son zombis” Yuli buscando respuestas asistió a una terapia psicológica para sordo mudos y allí comprendió cuál era el origen de toda su inconformidad con los chicos. No podía escuchar sus voces, eso provocaba un terrible distanciamiento entre ellos y ella, no podía percibir su esencia ni comunicarse con sus almas, era terrible pues ella estaba completamente segura que no había una cura para su sordera.
Un día caminando por la Habana Vieja donde no solo viven los viejos, se topó con el anuncio de un Babalawo famoso y muy negro, quizá proveniente del Congo . “Te resuelvo la vida en un dos por tres, si no crees, vas a creer” así decía el anuncio con unas letras enormes como para que ningún idiota se pasara de largo. Yuli que era una creyente de la ciencia dudo como solía hacerlo siempre ante esas cosas, ¿cómo coño un viejo mago te iba a resolver la vida si no habían podido erradicar el hambre en Africa con tanta magia? pero en ese justo momento en el que ya iba a cruzar la calle salió el viejo con un tabaco enorme de esos que si no te cuidas te sacan un ojo y le dijo __¡Niña te estoy esperando desde hace mucho, ven y podrás oírme( déjenme aclarar que el Babalawo sabia comunicarse por señas)Yuli se sorprendió, nunca había visto a ese hombre, ¿cómo sabía que ella era sorda? Rápidamente su espíritu ateo desapareció y comenzó a creer que si había un Dios y que después de todo ella estaba destinada a curarse, entonces asistió con el Babalawo.
Entro lentamente en aquella casita minúscula donde vivía el viejo negro, casi no podía moverse porque por todas partes había un Dios o un santo y una pila de frasquitos con pócimas de todos los colores y con todas las hierbas que te puedes encontrar en los montes de Cuba. Habían también un montón de adornitos que seguramente sus ahijados le habían regalado pagándole sus favores. El babalawo vivía solo así que no le ofreció ninguna bebida( en Cuba siempre son las mujeres de los Babalawos las que se encargan de preparar café, aclaro, por si las dudas)__ Siéntate niña y dime ¿qué quieres? Le dijo el viejo mascando el tabaco con sus dientes de miedo. Yuli se estremeció, algo había en esos labios que no le olieron nada bien, pero la necesidad le ganó__¡Quiero oír las voces de las personas, quiero oír todas la voces que se puedan escuchar y también escuchar la música y lo que hay detrás de ella, su trasfondo! Y en un suspiro la chica concluyó su petición. Inmediatamente el viejo puso manos a la obra, como un pulpo comenzó a agarrar frasquitos y a preparar una pócima especial, comenzó a cantar unos rezos que obviamente no escuchaba Yuli y se movía frenéticamente de un lado a otro, contorsionándose.
Yuli ya había visto a tanta gente bailar poseídos por la música que no se asombró ante aquel baile raro del viejo aunque por momentos se le hizo bastante exagerada su forma de moverse, pero era seguramente parte del ritual, eso pensó y ya no quiso dudar más sino concentrarse en la posibilidad de curarse. Cuando el viejo terminó el rito se azotó frente a unos de sus ídolos, al parecer el más poderoso y le aventó un chorro espeso de sangre de loro y otro poco de canario, soltó una ráfaga de humo de su tabaco y un litro de agua ardiente. El Dios se incendió por arte de magia y mientras Yuli asustada observaba las llamas, comenzó a escuchar el chirriante sonido del fuego.
Era maravilloso, la chica estaba tan feliz que no pudo pronunciar sus primeras palabras aunque ya tenía la capacidad de hablar. El viejo babalawo comprendió y le dijo por señas que se fuera, que no le contara a nadie lo vivido y que por supuesto nunca más volviera por ahí, ah y que no le debía absolutamente nada. Yuli aturdida y al mismo tiempo invadida por la felicidad salió corriendo para no volver jamás, lo único que le importaba en ese momento era poder oír.
Los primeros días la chica no lograba adaptarse a su voz, era tan aguda que le provocaba dolor de cabeza, pero era una voz, se decía, no seas exigente, antes no tenías ninguna, también le ocurría eso con los demás, sus voces no eran como ella las había imaginado, siempre en su visión auditiva del mundo las personas cantaban y todos tenían hermosas voces. Pero con el tiempo todo se cura, se adaptó y por fin pudo comunicarse como una chica más de Cuba ( pudo gritar, eso es algo muy importante para el cubano, es lo que le da la posibilidad de hacerse entender entre tanta bulla habanera).
Así la vida de Yuli transcurrió por unos meses, sin ninguna novedad hasta una noche que un estruendo la despertó bruscamente, se despertó sobresaltada pensando que era una pesadilla, miró el reloj y vió que eran las 3:00 am. Todo estaba en silencio, los vecinos dormían, la música del grillito ensayaba sus acordes. Yuli se recostó nuevamente, seguro había sido una pesadilla pero en cuanto intentó volver a dormirse una voz escalofriante le susurró al oído __¡Ven niña, ven, te estado esperando toda la vida, yo soy al que buscas! La voz era helada, con un timbre taladrante, áspera, además de un poco melancólica. Yuli se sintió de pronto muy triste como si una niebla fría se le hubiera colado por sus pies hasta llegarle a la cabeza. Se volvió a levantar pero esta vez muy asustada y sin pensarlo salió de la casa huyendo de aquella cosa que no sabía como se le había pegado.
A partir de ese día un montón de voces comenzaron a perturbarla, unas eran más tenebrosas que otras, algunas eran como de niños de otra época, había una que definitivamente era de un cantante de Jazz, esa la relajaba por las noches después de la terrible impresión que se llevaba con la de una mujer que de seguro era un vieja bruja que despedazaba niños en la edad media, pero la que todas las mañanas la levantaba era aquella voz nebulosa que había escuchado la primera vez, la que le abrió la puerta al más allá o al más aquí(como ustedes prefieran). La pobre chica intentado huir de aquel infierno en el que se había convertido su vida de la noche a la mañana, comenzó a trabajar en un bar, así escuchaba música y se olvidaba de esas espeluznantes voces que la seguían a todos lados. El bar era de música latina y por lo general estaba lleno de lunes a domingo ( En cuba así es)por eso las primeras semanas Yuli estuvo tan ocupada atendiendo a la gente que dejó de escuchar a sus amigos imaginarios, al mes ya se sentía aliviada y casi se olvida que había contactado con el más allá cuando el DJ del bar le pidió que lo remplazara por unos días, pues tenía a su mamá ingresada en el hospital.
Yuli emocionada accedió, por fin tendría la oportunidad de escuchar la música más de cerca. Al llegar su primera noche de DJ, se preparó, reviso la música que tenía su compañero, era lo último, lo que todos bailaban en la Habana por aquellos días, que emoción, podría bailar y además hacer bailar a la gente, sus sueños se estaban haciendo realidad, se puso los audífonos y comenzó. La música entró como electricidad por sus oídos sensibles y ¡para ta pratán! la chica se quedó muda del susto, detrás de esas notas que para todos los presentes eran maravillosas ella escuchaba unas voces horribles que le decían ¡Mátalos, mátalos a todos niña linda, quema este pordiosero lugar, quema esta cuna de lujuria, la música es de él demonio, en la invento para alejar a todos de la verdadera música celestial, por andar bailando no podemos conectarnos con Dios, quémalos o te vamos a matar a ti y a toda tu descendencia. Yuli pálida y enmudecida por los acontecimientos, soltó los audífonos y salió corriendo con todas sus fuerzas del bar, obviamente el dueño a ver aquella reacción la despidió de inmediato.
La desdichada Yuli ya no sabía qué hacer, su existencia era una tortura peor que las que invento el verdadero conde Drácula en la edad media. Las voces regresaron a perturbarla otra vez y para colmo ahora en todas las melodías con las que pretendía relajarse escuchaba a los demonios, diciéndole ¡Quémalos a todos, quémalos o te quemaremos a ti! La voces eran guturales, a quienes le gusta el metal no se les hubiera hecho tan terrorífico, pero a Yuli le gustaba la música clásica y el Jazz.
La chica comenzó a enfermar, ya no salía de su casa, no quería hablar con nadie y recurrió a las drogas para huir de su dolor pero eso fue peor, con el efecto de la heroína no solo escuchaba las voces sino que también las veía por todas partes, no como personas, sino como colores que en ella provocaban fuertes emociones. La primera voz, helada, que había escuchado se le aparecía muy gris, como la niebla, la envolvía y la inundaba con una tristeza profunda, era como si la besara y le robara su propia voz, siempre repitiendo lo mismo “Ven niña, ven, te he esperado toda mi vida, yo soy al que buscas”. A veces cuando más angustiada se sentía, cuando ya no tenía ánimos para vivir, la voz agregaba a su frase rayada,” te amo Yuli, te amo, ven por favor, no tengas miedo, te he esperado toda mi vida.
Hace más o menos un año ocurrió esto, lo escuche en el Cuba visión (noticiero cubano por excelencia) dicen que la noticia apareció con una foto de ella toda quemada y morada, estaba recostada en su cama donde una vecina la encontró porque según una voz inexistente la despertó diciéndole que fuera a ver a Yuli porque estaba en peligro, la voz repetía una y otra vez “La amo, la amo, dile que venga, la he esperado toda mi vida”
Ese caso me impacto tanto que me he puesto a investigar todo sobre él, he reunido un caudal de información sobre Yuli y las leyendas que la envuelven y estoy seguro que si sigo buscando en unos días voy a dar con la casa del babalawo viejo que le resuelve la vida a todos en un dos por tres, yo soy ciego de nacimiento y si el me da la vista creo en lo que sea.
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