“Amado ser destruido ¿por qué vuelves y eres tan real y tan igualmente, ilusorio?
Ya no distingo más si eres sombra o sombra siempre fuiste”
Carlos Drummond de Andrade
Hace tanto que tu fantasma tiene algo que decirme,
que se me acerca en el punto más álgido del día
cuando los pájaros taladran la madera de la cabeza
o cuando las últimas campanadas del sol dan el toque
y las aves todas abren sus caminos por el cielo hacia los nidos de estrellas.
Llega siempre tu fantasma con los dedos húmedos de lágrimas
a pintarme una cruz en la frente
y todavía guarda una palabra que ha olvidado en su silencio impuesto,
larga palabra ha de ser, extendida en lo eterno
con deseo de ser escrita y liberada por mis manos,
para finalmente extinguirse en paz.
Tu fantasma me da que escribir en la blanca piel del silencio
y aunque todos escriban de sus fantasmas,
tú eres el mío y yo tu canal para revivir
y traer a la vida tu luz casi extinta en las fotografías de la memoria.
¡Cuánto no se fue contigo y se enfrascó en tu muerte!
Y desea trascender el tiempo y rozar mis párpados
y a este corazón mío, liso como el papel que te cede espacio
para traerte de vuelta del mundo de los recuerdos.
Me alegra que seas mi fantasma personal,
yo salo puedo verte en sombras y llorarte con lágrimas de humo
y ser también un fantasma para ti,
tan distante como una chispa que se apaga en la oscuridad del fuego.
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