Cuando despierta, el abuelo Beto está en una cama de un hospital, junto a él está Ricardo, el piloto.
−¿Qué pasa, Ricardo, te ves como de 50 años, en dónde estamos, dónde está Arturito?
−Señor, no entiendo nada, pero es el año 2018, usted tiene 80 años, y su nieto debe tener 28. Teóricamente, deberíamos haber aparecido aquí con la misma edad que teníamos, cuando viajamos por el tiempo. Pero no, es como si hubiéramos vivido toda la vida y tomáramos conciencia hoy. Yo también acabo de despertar en ese sillón, y pregunté la fecha, 20 de agosto de 2018. No sé si estoy casado, si tengo hijos, dónde vivo, de seguro sigo trabajando con usted. ¡No sé dónde quedó la nave, no sé nada!, ¡Le dije que la nave no estaba lista aún, y usted con su información, que no sé de dónde la sacó, no trajo a esto!
−¡Tenemos que encontrar a Arturo!
Tocan la puerta, y entra una mujer como de cincuenta y tantos años.
−Hola papá, ¿cómo te sientes hoy? Te veo raro, ¿acaso te hizo enojar Ricardo?, nunca te enojas con él, ¿qué te pasa?
−¿Dónde está Arturo?, ¿está bien?
−¿Por qué lo preguntas?, Está muy bien, no ha venido a verte porque todo el tiempo está trabajando en la Agencia Espacial, ya sabes, en el proyecto de la nave del tiempo. Dice que algún día viajará por el tiempo. Es tan tenaz como tú. Pero, creo que él sí tendrá éxito. Perdón papá, tú has tenido mucho éxito en otros campos, como en el de los negocios.
−¡Lo quiero ver lo más pronto posible!
−Pues comunícate con él con tu cel. Pero, ahorita te lo comunico yo, y voy al baño.
−¡Arturo, estás bien! Te puedo ver por esta pantallita! ¿Eres tú?
−¡Sí abuelo, yo también estoy sorprendido, tengo 28 años, soy doctor en Física Cuántica y tengo un hijo de dos años que no vive conmigo, y estoy trabajando en un proyecto de una nave del tiempo! De todo esto me acabo de enterar hace poco menos de una hora. ¡Qué vamos hacer? Lo bueno es que ya no me tengo que preocupar por los exámenes, lo malo, es que no me acuerdo de haber vivido nada estos veinte años. Y, ¿qué es de tu vida abuelo?, y ¿Ricardo, está contigo?
−Estoy en el hospital, no sé qué tengo, y Ricardo está aquí conmigo. Si tienes la nave, yo voy para revisar los cálculos y la nave, así como llegamos aquí, podemos regresar. ¿Quieres recuperar los veinte años?
−No sé abuelo, ya soy doctor, tengo un hijo, un buen trabajo, y la mamá de mi hijo, por lo que vi en una foto, es muy guapa. Si digo lo que pasó, nadie me va a creer. ¿Qué opinan tú y Ricardo?
−Yo, sin en cambio, soy viejo, estoy enfermo, y no he disfrutado veinte años de mi vida. Y Ricardo está como ido. Pero no es justo, debemos regresar, tú tienes la nave, y sabes dónde está la información, yo te lo dije… pero no la has usado, ni la vas a usar. El sueño de viajar por el tiempo, de esta manera, seguirá siendo una quimera por personas como tú.
−Abuelo, dale gracias a Dios que solo fueron 20 años, si hubieran sido más, te hubieras muerto en el camino. ¡Disfruta tus últimos años de vida, y no se lo cuentes a nadie, yo lo voy a negar todo. Una última cosa, gracias por llevarme en tu nave del tiempo cuando tenía 8 años. Nunca lo voy a olvidar.
Fin
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