−¿Cuánto falta para llegar al hotel?, ya me aburrí de jugar tanto juego, ya me quiero meter al mar.
−Falta poco Jorgito, duérmete, te despierto cuando lleguemos −dice la mamá sin dejar de ver su celular.
Ya en el hotel, en el comedor se encuentra la familia Pérez: Marichuy de 13 años, Jorgito de 7, y sus papás, Adelina y Fausto.
−Mira mamá cerca del pan, están las mismas tres hormigas que estaban en la casa, nos vinieron siguiendo –dice Jorge, levantando los ojos.
−¡Ay Jorge, no son las mismas, son otras!, ¿verdad mamá? –habla Marichuy sin dejar de ver su tableta.
−¿Les puedo sacar una foto?, y las voy a comparar con otra foto que les saque en la casa, de causalidad salieron cuando retraté mi origami azul –Jorge les saca la foto, abre las fotos y dice− ‘me cai’ que sí son.
Cuando llegan a la habitación.
−Mira mamá, ahí están otra vez las 3 hormigas. Nos las hemos encontrado en todos lados –dice Jorge, sacándoles fotos.
−No seas paranoico hermano. ¡Obvio que no son las mismas!
−Pero son tres, ¿qué es paranoico?, papá.
−Un niño que creé que lo persiguen las mismas hormigas a donde vaya.
−¡Fausto, no le digas eso a Jorgito! Mira mi amor, todas las hormigas del mismo tipo se parecen.
−Ya lo sé. Pero estas si lo son, obsérvalas bien. Las voy a meter en este vaso y las voy a tapar con estas servilletas, y verás que no las vamos a volver a encontrar en ninguna parte.
Al otro día, Jorge se despierte temprano y va a ver el vaso.
−¡Oh, desaparecieron las hormigas! Mientras dormíamos llegaron unos espías o unos extraterrestres y se las llevaron. Miren, la servilleta está movida. Por suerte tengo las fotos… ¡Oh, tenía! Ya no están, solo tengo la del origami. Les voy a preguntar a las personas que están en el hotel, si alguien las ha visto.
−Ja ja ja vas hacer el ridículo. Yo no te conozco.
−No te burles de tu hermano. Mira Jorge, con el aire acondicionado se voló la servilleta y se salieron.
−No papá, cómo explicas la desaparición de las fotos.
−Las borraste sin querer, o las borró tu hermana. Todo tiene una explicación lógica.
−Nadie sabe la clave, solo yo.
Jorge se salé del cuarto y va preguntando a quien se encuentra si han visto esas hormigas, de la foto. Recibiendo toda clase de burlas: “Sí niño, están en el bar tomándose una piña colada. Ja ja ja. “Sí las vi pasar hace una hora, iban rumbo al elevador. Ja ja ja.” “No la he visto pero si las veo, le digo que las andas buscando. Ja ja ja.” Hasta que se encuentra con un jardinero como de 60 años que le dice:
−Ven niño, aquí en este cuartito de los instrumentos de jardinería nadie nos puede oír. Sí tienes razón sobre las hormigas, son las mismas de las de tu casa, son una especie de drones, pero nadie, excepto tú se había dado cuenta. ¡Hay hormigas en todos lados!
−Entonces, no estoy paradoico.
−Paranoico, y no lo estas. Las hormigas escuchan todo.
−Y, ¿para qué?, ¿por qué?, ¿quién lo hace?, ¿en dónde guardan tanta información?
−No lo sé, oí que tú lo habías descubierto y las extrajeron de tu cuarto y borraron las fotos. Olvida todo por tu propia seguridad y la de tu familia. Y no se lo digas a nadie, no te van a creer.
−Y cuando uno se muere, ¿qué le hacen a tanta información? Dentro de unos años esa información ya no les va a servir. Además, los que la recogen también se van a morir. Qué, ¿nadie se ha dado cuenta?
−Pues, como las hormigas, nadie se ha dado cuenta. Cuídate niño, y nunca dejes de observar. Recuerda: “Pues no hay nada encubierto que no haya de ser descubierto, ni oculto que no haya de saberse.”
−Gracias señor. Creo que hoy crecí muchos años. Cuídese de las hormigas.
Jorge se va la habitación, se pone el traje de baño y se dispone a ir a la alberca.
−Hijo, ¿dónde andabas?, te fue a buscar tu papá, déjame hablarle que ya llegaste.
−Fui a caminar. Ya vamos a nadar.
−Sí, ¿alguna noticia de las hormigas?
−No. ¡Hay hormigas por todos lados! −A los 10 minutos llega el papá muy asustado y dice:
−Sucedió una tragedia, uno de los jardineros se cayó de una escalera y murió.
−¡No que no había hormigas en el cuarto de jardinería? –dice Jorge con voz temblorosa.
Fin
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