El tabú se divierte todas las épocas, se ha mudado de casa 365 veces.
Aunque su correo lo recoge siempre en el edificio más antiguo del mundo.
A ese húmedo inmueble le han quedado uno que otro polvoriento veto,
pero solo con uno platica casi todas las tardes.
Haría hasta lo imposible para que nunca se fuese de su lado.
Mas, sabe que algún día saldrá y ya no regresará, lo leyó en el Apocalipsis.
Como no sabe cuando será, lo va a buscar por la línea del tiempo de la historia:
“No hay Dios.” “Todos somos Dios.” “Cada quien su Dios.”
“Dios ya se murió, lo matamos.” “¿Dios?, no me importa hablar de eso.”
Se alegró mucho de que nunca hubiese salido de su casa.
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