Me miraba en ellos todas las mañanas
Y me bañaba en las joyas de todos los océanos;
En la densidad de todas las nubes;
En los cándidos rayos de flores etéreas
Hoy que la innegable oscuridad ha roto sus espejos
Los océanos me ven con desprecio
Y las gotas se despiden del cielo
Implorando no estrellarse contra mi
Ojos de agua unieron sus pedazos,
Pero ya no reflejan sino a un testigo fragmentado
que anda sólo proyectando en sus pies
Los recuerdos de un reflejo en el que él se creía completo
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