Es de todos los hombres el más pobre
quien llega a creer que existe lo gratis,
sufre agnosia mercantil, es locatis
o se ha escondido de quien le cobre.
Todo ya tiene asignado su costo,
la atención tiene un valor deducido,
poder ver estaciones es vendido;
iluso pensar que el tiempo no es gasto.
En todo el mundo y todas sus culturas,
es ingenuo el ignorar lo suscrito:
las ideas se usan como facturas.
Mísero es quien tiene fe en lo gratuito
y cree en regalos sin ataduras;
se persuade e ignora el finiquito.
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