Seguí por cientos de miles de millones de instantes un cableado no inalámbrico, no de cobre, no de carbono 14.
Me detuve cuando vi la primera sinapsis generacional, las demás, ya no les tome importancia.
Pero cuando lo quise patentar, no pude, el cableado generacional tenía muchos candados que solo ellos sabían abrirlos… desde su nacimiento.
Busqué en todas las páginas de ayuda de la web, de la deep web, y de la apócrifa web, cómo tratar a personas de otras generaciones, pero nadie de otras generaciones me respondió, solo la mía.
Me puse unos lentes 5D, y pude ver todas las sinapsis que había entre personas desconocidas de todo el mundo, pero de la misma generación. Me los quité porque me daban muchos toques.
Ya no necesité los lentes para reconocer a los que eran de cada generación; solo observé el ritmo de sus metrónomos al bailar, la textura de sus instrumentos al comunicarse, y su forma de comer helado.
Ahora me pregunto, ¿si la traducción de lo que se dio por confundido en la Torre de Babel −Todo el mundo era de un mismo lenguaje e idénticas palabras−, no fue el idioma de cada pueblo, sino el lenguaje generacional?
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