Lamentos avanzan del otro lado
su veloz paso irrumpe en el camino
tránsito apacible,
lleno de gestos de hastío,
de tristeza, enojo,
indiferencia…
Rostros sin expresión bautizan el tren,
miradas sin ojos, cabeza abajo,
no hay más…Es el diario andar.
Una capa fina de ceniza cubre el trayecto,
no importa ya,
nada más gris que el ser aquí
en la rutina, con el gentío.
¿Es la muerte de las sonrisas?
O es que entre tantos, ¿no caben ya?
¿Para qué hay espacio?
¿Por qué no hallar la vida en el concreto?
Ella está ahí, impasible,
asoma en cualquier sitio,
donde creeríamos imposible,
estalla ante cualquier mirada
dibujando colores de otros mundos;
¿por qué hemos de negarnos a su existencia?
¿Por qué insistir en la atonía monocromática?
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