Caen los siglos, Manzanas podridas Vacías en la pulpa Y de piel de niebla. Pasa la noche Me miras En tus ojos me desangro Me desvanesco Eco de las voces lejanas arañan la puerta Me piensas Broto entre la nieve de tu frente Emanan enrededaderas Me derramo En tus ojos de agua Se sacrifica a los hombres allí, Grutas directas a la calma de Dios Que reposa, Fragmentos de luz. Me pronuncias, No dices nada, Un nombre de mil trescientas letras Que equivale al silencio fallecido. Pasan las manos del reloj Que ya no sostienen mi voz. Los árboles deshojando calendarios, Las rocas migran a tiempos mejores. Vamos Caminando juntos de la mano No volteas nunca hacia atrás; El ruido ha desenterrado A nuestros muertos, los devora, Caminas De frente La luz azul Detrás Detrás. Aquí En tus manos Yace la palabra Nunca pronunciada ¿por qué lloras? Casi hemos llegado. Cada vez que me piensas Sendas brotan. Detrás de tus pasos Se van sembrando aves Somos solo sombras en un sueño. Sarpan los barcos la mar Desgarran las olas Tú has anidado En el vacío de mi ser Echado raíces Y fragmentada En un millón de miradas me tocas. Eres la fuente que danza Y camina a mi lado. De tu pecho cuelga el espejo Que nada refleja Y todo lo ve La desesperación cuelga. Cantas una canción con mil voces Vuelas, zurcas el cielo ; como una flecha de luz. Tu falda de aurora Acaricia mi mirada Cantas En tu voz habla la poesía Se van quedando atrás las calles, Las luces, Nos han dejado solos. Lloras Ya casi hemos llegado.
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