Todos gritaran será mejor hundirnos en el mar que antes traicionar la gloria que se ha vivido. Pablo Milanés
I
Tuve rosas cual pájaros porque tenían piel de plumaje entre la espesura y el monte de mi tacto,
tuve rosas cual pájaros para alimentar el llanto del viento,
rosas cual pájaros porque sus tallos eran de alas y no presumían espina para herir mi pecho abierto
tuve rosas cual pájaros entre el labio y el beso
porque al volar cantaba mi amor sobre un jardín de cardenales
que avivaba la danza del relámpago en el festín de las nubes.
II
Tuve rosas y pájaros que mostraban su cuerpo de árbol
por donde despierta y duerme el sol al arrullo de su escolta
tuve rosas y pájaros en la sonrisa y en el danzar
sobre el cabello libre y ante los ojos de un límpido abanico
que traía los dientes del invierno y con ellos saciaba sus fauces de hielo, soledad y olvido.
Tuve rosas que no he olvidado que tuve
que palpé como pájaros y eran mías entre el júbilo del día
en que vienen las aves todas a comer de las manos y pasan rozando las ventanas del corazón
y cantan algo que perdura en el follaje de la lluvia con libertad consedida.
Eran de alas carmesí como el atardecer que tiende a despedirse después del regocijo
de alas como el mar y el color de la espuma que se desvanece en el ocaso
así, mis rosas de crepúsculo, así el recuerdo y ausencia del día.
Hoy son de cera cual cirios que esperan con pétalos de luz débil
con un fuego que es de alas, a que la eternidad despierte
hoy son de cera, ceniza y otoño, son recuerdo y estatuas de aves
son de cera en su prisión de fuego, hermosas y tristes en un jardín de bujías
donde purifican su apetito de desamor
hoy dejan una lluvia que arranca, devasta y alumbra al corazón
un rastro en el polvo de la espina, una simiente de plumas, una semilla de lumbre.
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