En la sala de juntas del complejo más grande del mundo de fabricación de robots, se reúnen los miembros del Consejo con los doctores de diseño de los mismos.
−Hemos invertido, una millonada en estos robots y los resultados han sido deplorables. Hemos vendido robots guardaespaldas, niñeros, obreros, de todo, y hasta inventores, pero de robots artistas poquísimos. Doctor Heredia, por qué no han arreglado el problema de diseño?
−No es problema de diseño. Como nunca antes, tenemos las más bellas y artísticas obras de arte en la pintura, escultura, poesía, composiciones musicales, etcétera. Superan en mucho a los seres humanos. El arte de los robots es impecable, milimétrico, creativo.
−Pero, les falta alma –dice otro doctor de diseño, sumiéndose en su asiento.
−¡No les falta nada! Los seres humanos no saben apreciar su arte –le replica, sumamente enojado, uno del consejo.
−No es que no lo aprecien, sino que no “les mueve” –comenta el doctor Heredia.
−Entonces, hagan algo para que “muevan a los seres humanos” Tenemos parados robots artistas, libros hechos por robots, colección de pinturas, esculturas… Es una locura la cantidad de dinero que estamos perdiendo minuto a minuto. ¡Prográmenles almas!
−Si se pudiera, ya lo habríamos hecho desde hace tiempo, señor presidente. Mejor dejemos de hacer robots artista, y ocupémonos de que hagan otra actividad.
−¿De cuál?, ya tenemos cubiertas todas las actividades. Mejor los despido a todos ustedes, y traigo a otros que sí lo puedan hacer.
−Les deseamos suerte. Nosotros tenemos ofrecimientos de trabajo de sobra. Buenos días, y con su
permiso nos retiramos.
Al salir, el doctor Heredia comenta con su equipo: No es problema de diseño, sino de mercadotecnia, con una buena mercadotecnia los habrían vendido todos, y sus obras también. Ustedes, ¿qué opinan? Fin
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