Todavía tengo fresco en mis moléculas el abrazo que me dieron mis compañeros escritores de la revista Página en Blanco en el café del domingo. A pesar de que nos encontramos en la Revista cada semana; conocemos nuestros pensamientos profundos que suben como humedad salitrosa imparable, pero bella, siempre bella, dejando su marca en las poesias, prosas, ficciones, textos libres publicados; y nos dejamos sorpender por la evolución sutil, descoyuntada, libre de nuestras emociones vivas… no se compara con vernos cara a cara.
Claudia, Maribel, Daniel, Juan, su presencia física hizo eco en mi energía subcutánea hasta llegar a urgar en la sinergia desentendida, evasiva, y somñolienta que se activó con un simple café.
¡Para qué queríamos más público al leer o escuchar nuestros propios textos de la Antología Retornos De Un Río!, si la gama de sentimientos que giraban en torno a la mesa, solo comparables con el CERN, formaban las partículas de talento independiente harto de frescura, y empanizadas de puntos de vista inexplorados y atrevidos, que nadie vió, excepto nosotros.
“El amigo fiel no tiene precio, no hay peso que mida su valor.” Hasta la próxima, compañeros.
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