He de confesar el desasosiego, la ansiedad…
Ansío gritar tu nombre
comer tu carne
ver correr sangre en tu piel
saborear el sudor de tu frente
arañar tu espalda
¡Ya!
Pero he de esperar,
no días, ni semanas,
mucho menos años,
sé que la espera es de vidas,
me lo ha dicho la tierra,
el río lo confirmó anoche
mientras dormía con su arrullo.
Podría esperar otra reencarnación,
un infinito más,
pero solo suplico ver tus ojos,
incendiar mi alma con tu mirada…
Solo ese último deseo para dejarte ir ahora y aguardar.
Amenazaré al viento,
lo he decidido.
Sin tus ojos no estoy dispuesta,
no aguardaré
entregaré mi existir,
cavaré una tumba para mi cuerpo.
Lo sé, no es el camino más corto,
pero sí el olvido,
por lo menos hasta volver a encontrar tus ojos
hasta comenzar de nuevo el ciclo.
Sé que este deseo de ser flor,
de ver mi cuerpo desaparecer en la tierra
de volver a su abrazo,
no será cumplido,
que no veré más tus ojos,
no en esta vida.
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