Vigilia en el Bosque de Corales
Primera parte
Durante muchas noches y muchos sueños, tuve que formarme en una larga y copiosa fila de fanáticos de Remedios Varo, para que finalmente la maestra aceptara verme. La primera semana llegué a creer que no soportaría la tórrida atmósfera de aquel bosque de corales en el que más de un millón de expectantes de todas las partes del mundo habíamos fijado nuestras embarcaciones y tiendas de campaña para ver a la maga. Los arbustos de corales se enredaban con extrema agilidad en nuestros pies, piernas y cinturas provocando un insomnio tan febril en todos, que fueron muchos los que creyeron que quedarían petrificados en las montañas de arrecifes, que más allá de la casa de Remedios, se extendían hasta territorios inconmensurables.
Después de la segunda semana, cuando ya estábamos por caer en una histeria colectiva de mimetismo unos con otros, y casi termino unida para siempre con la piel de un hombre de la multitud que tenía unas orejas enormes, y una pronunciada calvicie del tamaño de la luna; el aire comenzó a saturarse de un perfumado humo de naranjas, abriéndole paso a Salvador Dalí, que sin tener que hablar comenzó a indicarnos con sus bigotes amenzantes que nos colocáramos con nuestras barcas en fila india, si es que queríamos tener un oportunidad de ver a Remedios.
El hombre con alopecia de planetoide, en un arranque casi irracional que nos horrorizó a todos intentó llevarle la contraria al genio de Figueras, argumentando que como él había escrito algunas crónicas y artículos sobre los genios del Surrealismo y Gala, tenía absoluto derecho a ser el primero en poder ver a la maestra, e incluso, llevado por la furia de tantas noches sin dormir, agitó en la cara de Dalí la revista en la que tales escritos habían sido publicados hacía no muchos años atrás. A él, algunos otros de los miles que estábamos más cerca de la casa de Remedios, se unieron en una convulsión que parecía no tener final, mientras revistas y libros hablando de la vida y obra del genio se apilaban ante el repentino silencio de los ojos de este, que estaba convencido de no dejarse seducir esta vez por los halagos de los periodistas más expertos.
Tras varios minutos de casi incontrolable agitación por parte de la muchedumbre, el genio apuntó su bastón contra todos nosotros, y declaró, con una voz que retumbó hasta la montañas de corales, que sería la suerte quien decidiría quien pasaría a charlar con Remedios, y para entonces ya tenía muy cerca de sí un bombo esférico en el que relucientes papeletas de colores se agitaban con nuestros números de identidad inscritos.
Todos temblamos por los nervios, y casi, como si nos pusiéamos de acuerdo, cerramos los ojos al unísono, y apretamos nuestros bolígrafos y libretas, pensando que quizás así lograríamos que Niké se apadiara de nosotros. Finalmente, Dalí aulló como una rosa ardiente en la penumbra el 8101113, mi número, y tanto la felicidad como el pavor me invadieron. Estaba, después de cinco años de calentar los pupitres de Comunicación Social, ante mi primera entrevista con una celebridad.
Rapidamente, Dalí se percató de mi nerviosismo, sin embargo, esta vez para sorpresa de muchos, y sobre todo del hombre de la calva de astrolito que ya comenzaba a protestar de nuevo, se mostró tan cariñoso y complaciente conmigo, que hasta yo misma, roja como estaba por el pánico, me relajé en la cera de sus bigotes, y comprendí que aunque el miedo fuera gigante, tenía que aprovechar esa oportunidad de desplegar mis preguntas ante la gran Remedios Varo . Así que, me dejé conducir por el genio hasta la entrada de la casa de Remedios, en la Colonia Roma, para advertir minutos después, que mientras me adentraba en el recinto de la pintora, tras de mí el bosque de corales se iba transformando en calles, nuestras embarcaciones en automóviles, y la interminable fila de periodistas histéricos en transeúntes apurandos por llegar a sus destinos.
Entrevista a un libro de revelaciones
Segunda parte
__ ¿Maestra, hay alguna experiencia o suceso particular que haya marcado su acercamiento al dibujo y a la pintura como profesión, ¿además de la motivación que tuvo por parte de su padre para aprender a dibujar desde muy pequeña?
__No me llames maestra, por favor, es una formalidad que no me agrada, me remite a los años de severo aprendizaje en los colegios religiosos a los que asistí, y a las etiquetas de los frascos de medicamentos contra el insomnio, para los que hice algunas pinturas; prefiero Remedios.
(Bastante apenada sonreí intentando disimular mi nerviosismo, y sin permitirme soltar el hilo de las preguntas que llevaba conmigo y me reportaban seguridad). __ Está bien , está bien, Remedios será.
__De niña siempre fui muy enfermiza, por esa razón mi madre era muy protectora conmigo. Me intentaba influenciar con la religión diciéndome que si le rezaba a La Virgen María y al niño Jesús podría restaurar mi corazón de todas sus deficiencias. Decía que quedaría como nuevo y que latería al unísono con el de Cristo el cual otorga la vida eterna. Una vez estuve a punto de morir. Tenía unos ocho años más o menos y me habían dejado salir sola por primera vez sin mi hermano Rodrigo. Estaba muy contenta; el que siempre me tuvieran que vigilar me incomodaba en extremo, y no me permitía desplegar mi imaginación con libertad por todas las esquinas del mundo. Sentía que tenía que estar regresando una y otra vez al plano tangible para dar explicaciones de lo que ocurría en mi trasmundo, o peor aún, las personas que me rodeaban se infiltraban en esa otra realidad haciendo destrozos con sus desarmonías impertinentes.
Recuerdo que era un paseo corto el que daría, pero estaba muy alborotada, y me excedí corriendo de más por las angostas calles de mi natal Anglés. Fue tan febril mi alborozo que por un momento se me paralelizó el corazón, quedé congelada en medio de la calle, y todo se congeló conmigo. Creí que no saldría de esa situación, que por primera vez me sería imposible hacer el cruce de realidades, pero milagrosamente apareció La Virgen María o algo que se le parecía muchísimo. Era una mujer tan blanca que parecía transparente, sus cabellos dorados refulgían con los rayos del sol sobre su coronilla, y vestía una túnica blanca que le llegaba hasta los pies; arrastraba consigo un río y su cabeza lucía una corona de nubes de las que pájaros color relámpago emergían hacia el firmamento. Entonces sentí una música en mi corazón, una melodía que jamás había escuchado antes, y creo que no que volveré a escuchar con este cuerpo. Cuando mi corazón volvió a latir ya estaba de regreso al mundo palpable y el llanto de un recién nacido irrumpía en la tarde junto con el alboroto de los vecinos que me rodeaban.
__¿Su familia supo de ese suceso?
__Si, claro, había sido una experiencia tan lúcida en comparación a mis otras visiones que la tomé por real, por un milagro que me había revivido. Fue ahí cuando supe que lo que quería hacer durante toda mi vida era plasmar milagros, hechos sorprendentes que se ocultan a la mirada profana, los hechos que ocurren en el alma. Como ya sabía dibujar, el papel y el lienzo se volvieron mi medio para mostrarle al mundo mis visiones.
¿Ha logrado con el tiempo comprender el sentido de sus visiones?
Sí, de algunas, siempre quedan misterios por develar que hacen incitante el viaje de la creación. He leído e investigado mucho sobre los temas relacionados con lo que veo; eso me ayuda a encontrar respuestas. Hasta ahora las visiones han sido fáciles de plasmar. Lo difícil es describir un estado del alma que no es tangible en una figura que pueda ser representativa de ese estado, y que los demás puedan apreciar en lo figurativo lo que para ellos tiene un significado inexplicable.
¿Remedios, crees que has logrado transmitir los estados de tu alma de la mejor manera posible, ¿ponerlos al alcance del público con un sentido que ellos de alguna manera puedan comprender fácilmente?
__Sí, pero aclaro algo, estos estados la forma que encuentran de plasmarse es a través de arquetipos ocultos que no en todo el mundo están despiertos o activados. Las personas comprenden los símbolos en la medida de su capacidad, de la resonancia que puedan tener estos con su mundo interno. Por ejemplo, si tú has logrado activar un símbolo interno sintetizando en él su abstracción, vibrarás con otras representaciones similares que en el plano físico se te presenten, y podrás comprenderlas, o tener un acercamiento a ellas mucho más completo que otros que no han desarrollado ese saber, o esa cercanía con el símbolo.
¿Es más, o menos lo que me decía acerca de su pintura Le Désir expuesta en la Exposición Internacional del Surrealismo en 1937, pero creada 1935?
__Si, Le Désir es uno de mis cuadros más enigmáticos, al que le han hecho infinidad de interpretaciones, aunque en realidad ninguno de mis cuadros puede ni podrá tener un significado literal y definitivo, como no lo tiene el surrealismo en sí. Esto llevará al público a activar diferentes símbolos de acuerdo con su estado alquímico particular. Si los espectadores están perceptivos, a través de los emblemas que expone el mundo interno del pintor, pueden activar sus propios símbolos o al menos encontrar conexiones veladas a esos, en resonancia con el mundo pictórico expuesto.
__ ¿Entonces, me quiere decir que el mundo del surrealismo de manera inconsciente es capaz de sacar a la luz arquetipos ocultos y atrapados en el inconsciente colectivo que pueden tener un valor o significado universal para todos, pero que es necesario activarlos en nosotros primero para poderlos comprender cuando se manifiesten en el exterior?
__Claro, lo que vendría siendo una forma de clarificar el arquetipo una vez visible para todos, porque internamente en toda su pureza intangible es solo una verdad individual e incompleta porque es inexplicable; al tomar una forma distintiva, un molde, se vuelve transmisible, y su ser adquiere consciencia, no solo para quien lo canalizó sino para aquellos que lo pueden apreciar. Pero creo muchachita, que ya es tiempo de terminar por hoy. Más adelante, cuando hayas reflexionado sobre todo esto y surjan nuevas preguntas puedes solicitar verme. Estaré gustosa de atender tus inquietudes de diletante.
__ Por supuesto, me tendrá muy pronto por aquí, y sí que me deja pensando hondamente en sus planteamientos.
__ Le dije entre emocionada y aturdida por cuanto me había dicho. Supe disimular muy bien la inquietud que sentía pues no vi que ella notara cuan meditativa me había dejado con sus declaraciones. Me acompañó por el mismo camino que habíamos hecho al entrar, un corredor largo y escueto que conecta con su antesala poco amueblada. Me dio una cálida palmadita en el hombre como gesto de despedida y aprobación que aún llevo conmigo, para finalmente perderse en su trasmundo.
Mientras buscaba la avenida principal iba repasando sus palabras en mi memoria, e intentando definir el poder que tienen sobre mí las fantásticas pinturas de Remedios Varo. Ya en el autobús contemplando el ir y venir de las caprichosas nubes me percaté que formaban pequeñas flores que rápidamente se marchitaban para dar paso a otras más grandes y mejor formadas. ¿Eran las nubes las creadoras o yo? ¿Son las pinturas de Remedios Varo un reflejo de los mundos dormidos que llevamos dentro, y debemos despertar hasta poder verlos completamente en sus pinturas-espejos? Todavía hoy me lo pregunto, a la par que mis ojos deambulan por los fragmentos de significados que sus pinturas me susurran como un libro de revelaciones.
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