“Tus ojos son la patria del relámpago y la lágrima. Octavio Paz”
Se ha sembrado en tus ojos el relámpago,
raíz amarga que se expande y da un árbol
de hojas incendiadas por la luz,
y da frutos que pruebo como la sangre para seguir viviendo.
Se ha abierto en tus ojos el relámpago,
abanico de plumas,
color fuego que me deja ver tu esencia
en el vasto cielo de la infinidad,
futuro, pasado, presente
dan vida al pez que se zambulle
en el océano de la nada.
La caída del relámpago en tus ojos
son todas mis pasiones explotando
en la semilla de tus párpados de frutos,
hojas emergiendo de lo rojo de su alma,
caen en mis manos lágrimas que queman.
La luz del relámpago,
cuando vuelan las cortinas de tu mirada
por la lluvia que sube a cántaros desde tu pecho,
es un suspiro de los dioses lanzado a la hoguera del vacío.
Danzo alrededor del incendio forestal del cielo,
las nubes danzan también con sus faldones de llamas,
luna, sol se entrelazan en un mismo fruto,
corazón del árbol de la vida
que exprime su dulce diluvio,
cantan los pájaros que han llegado
a la lengua de las nubes,
nidos de almas.
Se abren tus ojos, relámpagos,
una lágrima emigra en vuelo de estrella
al vacío fuego del firmamento,
abre una vez más el sol su boca cantando vida.
Abandonan los pájaros la copa de las nubes
dejando su rastro de chispas en el aire
y puedo ver con transparencia
las raíces extendidas del cielo
que crece y crece en mi corazón.
Tan sólo de mirarte,
las cola del relámpago con sus arterias de luces
en las cuerdas de un arpa se entretejen,
a la oscuridad se le iluminan las manos,
y en ellas danzan nuestros ojos
y en una misma copa cae el jugo de sus uvas,
van hacia la fuente de Dios
para beber de su mejor vino de ¡relámpagos!
lágrimas futuras
que traspasan a la eternidad en un vuelo
sin descanso ni tierras.
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