−Ya la última pregunta. Porque tengo una agenda muy apretada. Esa mano pequeña que está hasta atrás.
−Buenos días, no vengo de ningún medio informativo, ni tengo nombre; me llaman feto, cigoto, embrión, producto; pero soy una niña, vean. Hoy que es día internacional de la mujer, le pregunto, ¿nuestra Constitución nos protege a las niñas antes de nacer, también? He oído que no quieren criminalizar a la mujer, privarla de su libertad, quitarle su derecho a hacer lo que quiera de su cuerpo, y está bien, no digo nada, pero… ¿Y yo?, también soy mujer, ¿qué hay de mí? No quiero morir, no quiero ser asesinada, no quiero sufrir; tengo muchos planes para cuando nazca y crezca, le prometo que voy a ser útil a la sociedad, no le voy a dar problemas, voy a ser buena niña, pagaré mis impuestos, e iré a votar, leí un libro que dice “no matarás” no me maten por favor… no sé qué más decir. ¡Qué bonita corbata! Volteo a todos lados y no veo quién me puede ayudar. He hablado a los Derechos Humanos y no me hacen caso, como si fuera invisible. He agotado todas las instancias, solo me queda usted, y si usted no detiene mi ejecución, al rato ya no voy a existir… estoy aterrada, mi corazoncito late rápido, solo me abrazo a mí misma, tiemblo y espero el momento, ¿qué puede hacer por mí, en este día 8 de marzo? Ah!, también hay niños, ¿qué puede hacer por ellos?
−Cariño, despierta, despierta.
−¿Ya son las 5?, no oí el despertador.
−No, todavía no, es que tuve un sueño impresionante…
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