Paranoia de comparación tiene nuestro cerebro; desahuciado desde que apareció, y “háganle como quieran.”
No sé si es una maldición, o un entretenimiento: premios, trofeos, alfombras rojas, cárceles, pláticas, sentimientos de culpa, depresiones, suicidios, lo refuerzan.
Paradoja insistente, al contratar índices altos de reprobación en matemática y ciencias físicas con la habilidad soñolienta, de comparación de patrones propios con ajenos.
Ni en Mercado Libre me pueden ayudar a liberarme, no encontré alguien que pudiera tirar la primera piedra, en este rubro… a nadie.
Porque un juicio implacable le espera a los que están en lo alto; al pequeño, por piedad, se le perdona, pero los poderosos serán poderosamente exterminados.
A la Tierra, no la tiene girando en la vía láctea la fuerza de la gravedad, sino la fuerza de la comparación. ¡Pobre, ha vivido engañada muchos años luz! Nunca se va a poder liberar… con todos los que nos tiene en ella.
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