Diálogo mental, captado y traducido por un espía terrícola que se fue de polizón en la nave de unos extraterrestres a un planeta lejano (se omite el nombre del planeta, del espía, y de Agencia, por razones obvias).
−Todo marcha como está planeado, han mordido el anzuelo los de ese planeta sin chistar. Van camino a su propia destrucción, en poco tiempo lo dejarán libre para que vayamos a habitar allá. Sin ninguna guerra interestelar, solo con estrategia avanzada. El primer paso ya lo alcanzamos en un 75.4% quitar al gigante en el que creían, el que los protegía; ya casi nadie le pide ayuda, y las nuevas generaciones ni hablan de él; esto era nuestro mayor problema, lo demás es pan comido.
−Nunca tuvimos un planeta tal fácil de desocupar. Pero el plan original era volverlos esclavos de nosotros, no desocuparlo.
− Pero si los dejamos, pueden volver a invocar a su gigante y nos acaba a nosotros como moscas con matamoscas. Lo dice su Libro: ¡Álzate, ven en nuestra ayuda, rescátanos por tu amor!
−Mira, el sensor está marcando la presencia de alguien aquí en la nave; de seguro es un terrícola. Dispárale con la pistola del químico que tiramos en el aire de su planeta para volverlos apáticos, agresivos, manipulables.
−¡Mi pistola está vacía!, aunque el químico no da ese efecto, solo los adormece, lo que los hace así, son las otras estrategias. ¡Ah!, me siento adormilado, sin capacidad de reacción.
−Yo, terrícola, ahora tomo el mando, y les digo que regresen a la tierra en 7 minutos, y si lo hacen, recibirán una buena noticia en los siguientes 5 minutos.
−Sí, ¡algún lugar para descender?
− Metepec, Puebla.
Fin
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