Ya no nacen, crecen, se reproducen y mueren; ahora, consumen, exigen, se entretienen y se suicidan. Los modelos son: híbridos-berrinchudos, indiferentes-precoces, violentos-dispersos o semidioses-pasivos.
La ficción electrónica no los deja juntarse con la realidad, su visión del mundo pasa a través de sus niñeras electrónicas; lo que los separa de la libertad es un botón de apagado. Los adultos no tienen tiempo para enseñarles esas boberías, tienen que trabajar para comprar los modelos actualizados.
El último modelo ya salió al mercado, ya no necesita del amor para funcionar, es baratísimo, sólo que es desechable… como sus progenitores.
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