Monólogo en tiempo real

“Mañana, en algún periódico amarillista, saldrá la foto de nuestros cuerpos en bolsas negra de basura, y seremos una breve noticia para muchos. Tal vez el titular sea: “Sicarios muertos en ajuste de cuentas.” “5 cuerpos acabaron en bolsas negras de basura.” “Ya no darán el Grito de Independencia 5 mafiosos.” O, algo como esto… Capto que la sangre inunda toda la bolsa, y que me quedan como tres minutos de vida. Por azares del destino mi bolsa tiene pequeñitos agujeros por donde todavía puedo medio respirar, ¡ni una bolsa sin defectos pude tener en mi muerte!… Recuerdo que cuando tenía 8 años, mi vecino, el Kiko, me dejó subirme a su bicicleta, y como nunca me había subido en una, me caí y la enchuequé un poco, mi papá, que estaba borracho como siempre, salió y me dio una golpiza fuertísima mientras me gritaba que yo era un inútil, un bueno para nada, un fracaso, un tonto…. Yo solo me tapaba la cara y lloraba, mientras mi mamá le suplicaba que me dejara, él la arrojo al pavimento; de ahí quedó chueca de la cadera… siempre la recuerdo llorando y arrastrando su pierna… dijo mi padre que yo moriría como un perro y que mi madre nunca dejaría de llorar por mí, “por este marica…” Y tuvo razón, y eso es lo que más me duele… Yo quise demostrarle a él que se equivocaba, que algún día se comería sus palabras y que le daría a mi madre la vida que se merece; aunque lo hice por un tiempo… le compré una casa, fue a la playa, la llevé al doctor, le compré sus medicinas… pero equivoque el camino… ahora ya no puedo pensar con claridad, siento que me ahogo… solo quisiera decirle a mi madre que lo siento… ¡MAMÁ PERDONAME! Y desearía, con todas mis fuerzas, que mi padre no se regocijara de su triunfo sobre mí… Pobre viejo, todo el tiempo borracho, todo el tiempo… mi mamá siempre me decía que no juzgue y no seré juzgado, y si en algo vale… lo perdono, yo no soy como él… ¡Pero a quien le importa lo que piensa un simple cuerpo metido en una bolsa de basura mientras muere… amordazado, atado de pies, de manos, y vendado de los ojos. Ay, ay, ay….”
Al otro día en un puesto de periódico, en un diario aparece la foto de 5 cuerpos en bolsas de basura y el titular decía: “Basura humana, acaba en la basura.” Un niño de 8 años que pasaba por ahí le dice a su mamá:
−¡Mira mamá, qué feo!, ¿por qué están esos señores en bolsas de basura?
−No lo sé, apúrate, o vamos a llegar tarde al entierro de la vecina. La que nos invitó a la bendición de su nueva casa.
−¿De la señora que caminaba chueco?
−No le digas así, era la señora Maguito.
Fin

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