Nací con gotas de líquido amniótico mezcladas con gotas de preguntas incisivas. Las primeras se quitaron al primer baño, las otras con el último. ¡Voy a demandar al hospital!
Las preguntas existenciales se me encimaron como duendes verdes en su festejo anual carnívoro. ¡No me alcanzaron las manos para sacudirlas!
En la adolescencia paré en seco para tirarlas, usando la Primera Ley de Newton, creí ya no tener ninguna. ¡Qué Ingenua!
En Wikipedia decía que estas preguntas son alérgicas a los problemas cotidianos, entonces, mandé pedir un contenedor de ellos; pero me mandaron dos en vez de uno. ¡Todo por no saber chino!
Mis pesadillas eran cuando me hacía una de ellas y era introducida al líquido amniótico de gemelos. Mis dulces sueños eran cuando me veía fuera de su órbita; luego despertaba, y me daban los buenos días. ¡Me trataron por depresión!
Probé de todo, vacunas, insecticidas, drogas, remedios alternativos, caseros, pero siempre retoñaban. Hasta que las acepté y las contesté… 7 segundos antes de morir. Fácilmente la contemplan (sabiduría) los que la aman y la encuentran los que la buscan. Se anticipa a darse a conocer a los que la anhelan. ¡Que alguien le diga a la Dra. KÜbler Ross que llegué al final!
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