“Mientras dormía alguien a traición cortó mis alas de ángel y frente a las estrellas testigos las colgó en el tendedero de su jardín para invocar a los gusanos y a los cuervos”
Un fuerte estruendo irrumpió el silencio del tranquilo pueblo un sábado por la mañana, eran aproximadamente las 7:00 am cuando Estrella Lunar aterrizó en el patio de Doña Catalina aplastando dos gallinas que no pudieron percatarse del brutal aterrizaje del ángel. Estrella Lunar no era un arcángel popular como sus hermanos Miguel, Rafael y Gabriel pero era igual de poderoso que ellos y muy querido por Dios, tanto, que este le propuso ir al pueblo de San Jerónimo para cumplir con las plegarias de esa pequeña comunidad que se encontraba pasando por hambre y veinte mil problemas más. En un principio Estrella Lunar no quiso echarse encima esa gran responsabilidad pues las actividades que desempeñaba en el cielo como administrador del CENTRO VACACIONAL CELESTIAL PARA LAS BUENAS ALMAS a cambio de un magnifico salario por parte del Padre, lo tenían muy contento y estable. Pero Dios no acepta un NO, así que Estrella Lunar tuvo que empacar sus pertenencias, que consistían en tres mudas de túnicas blancas y tres calzones de seda bordados por los angelitos menores de edad, además de una lista súper larga de todas las actividades que llevaría a cabo en San Jerónimo de los Caños, mejor dicho, de las Cañas. Estrella Lunar fue a la peluquería celestial, se hizo un corte bien contemporáneo y se pulió las alas para hacer un excelente aterrizaje sobre la tierra.
Llegó a San Jerónimo de las Cañas un día viernes en el que precisamente celebraban la fiesta de la Virgen Casta, muy milagrosa y querida por en el pueblo y sus alrededores, a la que más de 3 000 peregrinos visitaban una vez por año aportando grandes sumas a la iglesia del pueblo; pero eso no era suficiente para darle de comer a todos los niños que seguían naciendo constantemente.
Doña Catalina se estaba alistando para ir la celebración cuando desde su cuarto escuchó el terrible estruendo que la dejó paralizada del susto. Lo primero que pensó es que se había iniciado una guerra y que estaban bombardeando su patio, donde se encontraban sus árboles y sus plantas más queridas. Comenzó a llamar a su marido Esteban para pedirle ayuda pero seguramente este ya se encontraba en la pulquería desde los primeros rayos del sol. Al no recibir respuesta decidió ir al patio a defender a sus plantas a pesar de que se imaginaba que una bomba la partiría en dos.
Su sorpresa al ver a Estrella Lunar fue muy grande. El ángel resplandecía como un espejo recién comprado y su corte punk acompañado de su túnica de diamantes eran extremadamente maravillosos. Catalina estaba muy alarmada y sorprendida, en sus 50 años de vida nunca había visto algo tan espectacular, ni siquiera en los carnavales que a veces llegaban a San Jerónimo. Estrella Lunar se percató de los sentimientos de la pobre mujer y decidió explicarle un poco su arribo a la tierra.
__ Amada Catalina, Dios ha escuchado tu lamento y me ha enviado a mí en su nombre para ayudarte a resolver tu vida. Eres una fiel cristiana y por eso serás correspondida.
__Santo Diosito y santo cielito, ¿es en serio o estaré soñando?
__Claro que es en serio, no estoy pintado en la pared, soy el Arcángel Estrella Lunar y soy tan viejo como la creación pero todos los días me doy baños en la fuente de la juventud eterna. Estoy aquí para ayudarte a ser mejor y sacarte de los apuros
__ ¿Me vas a rejuvenecer?
__Bueno, eso no, lo tengo prohibido al igual que darte la vida eterna pero puedo hacer más placentera tu existencia terrenal.
__¿Vas a tener sexo conmigo, estás hermoso, eres alto y rubio, de ojos azules y Esteban mi marido ya casi ni me mira
__ ¿Qué? No, no, yo soy virgen y tengo que seguirlo siendo, no conozco ese tipo de deseos
__A bueno, pero me tendrás que echar la mano en conseguir a uno como tú pero que no sea virgen, por si no lo sabes eso es lo que le he estado pidiendo a Dios.
Estrella Lunar no comprendía muy bien la situación, se suponía que su padre lo había enviado con gente cristiana y Catalina lo sorprendía con sexo, pero los pensamientos de sus responsabilidades con el pueblo lo absorbieron inmediatamente. Tenía muchas cosas que hacer por aquella comunidad y antes que nada debía instalarse en aquel hogar que le daba la bienvenida.
Doña Catalina le preparó el pequeño cuartito que en algún momento había sido de su difunto hijo José que había fallecido 10 años atrás. Por aquellas épocas fue que comenzó a frecuentar la iglesia. Después preparó un baño caliente y le consiguió unos guaraches a Estrella Lunar porque los suyos se habían roto en el viaje a la tierra, desgraciadamente no le quedaron muy bien los nuevos guaraches, pues el ángel tenía un pie bastante grande. Y por último le prestó unos pantalones viejos de José que apenas le entraron por las piernas. A pesar de todos estos contratiempos Estrella Lunar se sentía entusiasmado pues tenía esperanzas de entablar amistad con Esteban.
Al llegar Esteban, Catalina y Estrella ya estaban sentados en la mesa tomando café. El susto de aquel hombre de 60 años fue impactante; agarró el machete que colgaba detrás de la puerta y pensando que el ángel era un amante de su mujer, se lanzó en un ataque de ira sobre él. Estrella Lunar no pudo reaccionar a tiempo y recibió un fuerte golpe que casi lo mata sino hubiera intervenido Catalina para defenderlo.
__Esteban espera, no es lo que crees, este hombre es un ángel, Dios lo envió para ayudarnos, si quieres checa el tatuaje que tiene en el brazo derecho
__Ah, con que ya lo viste sin ropa, maldita perra
__No, no, te equivocas, por favor, cálmate, el solo quiere ayudar y dice que no solo a nosotros sino a todo el pueblo.
__Ahora me vas a venir con el cuento de María y José, de seguro estás embarazada de este gringo
__No, no, deja de blasfemar, que Dios nos va a castigar
Y en ese justo momento un rayo se escuchó en las lejanías y fue tan fuerte su impacto sobre la tierra que la luz de la casa se cortó. En ese momento Esteban reflexionó, que tal si en realidad ese era un ángel de Dios que venía a resolverle la vida. Después de titubear un poco se sentó y dejó que Estrella Lunar le explicara todo entre sollozos, pues aún la herida le sangraba, pero gracias a Dios no era para alarmarse mucho.
Esteban se sorprendió al escuchar la loca historia de su huésped y la verdad no le creyó del todo que fuera un ángel aunque sus alas eran hermosas y sus ojos desprendían un brillo particular. Pero de cualquier forma aquel hombre ingenuo le podía servir para hacer dinero, así que después de escuchar aquella larga historia de cómo Estrella había aterrizado en la tierra, le hizo saber inmediatamente que tendría que ponerse a trabajar si quería un plato de comida y un techo.
__A la mañana siguiente nos vamos pa el tianguis en las afueras del pueblo, ahí se pone bueno y hay que aprovechar que celebran a la Virgen Casta, viene mucho güero.
A Estrella Lunar aunque no le pareció la idea, pues tenía planes de hacerle una visita al cura de San Jerónimo, tuvo que aceptar, después de lo ocurrido con el machete, le había agarrado mucho miedo a aquel salvaje de Esteban que no sabía cómo osaba llamarse cristiano.
Al día siguiente se fue al tianguis con su nuevo patrón, pues al estar tan lejos del cielo ya no tenia señal en su celular divino para poder hablar con Dios; Catalina se quedó en casa para preparar la comida. El tianguis de Esteban era una pequeña mesa donde se exhibía cualquier cosa que se podía encontrar a muy bajo precio; tenía desde tenis hasta rosarios y como todo buen negocio estaba preparado para vender lo que se le presentara. Al ver la hermosa túnica de Estrella Lunar a Esteban se le prendió el foco de emprendedor. Haría todo el dinero que pudiera con ella, después de todo según el ángel, estaba ahí para ayudarlos.
Para nada le gusto la noticia a Estrella Lunar cuando la recibió, aquella túnica era un regalo del mismísimo Dios, se la había dado en los primeros días de la existencia y estaba seguro de que quienes la compraran no sabrían darle un buen uso, pero nuevamente se vio en la penosa obligación de aceptar pues Esteban a cualquier NO lo amenazaba con el machete, había descubierto el miedo que este le provocaba al ángel. Para poderle sacar provecho a la túnica al viejo se le ocurrió recortarla por partes para vender cada retazo de tela por separado y que esta le sirviera a las señoras para hacer pequeñas blusas y faldas elegantes; después con su volátil ingenio se le ocurrió que podía hacer lo mismo con los diamantes de colgaban de la tela, pues cada uno podría venderlo en una fortuna. El hombre estaba feliz ante aquellas ideas que lo acechaban, por primera vez en su vida Dios estaba cumpliendo su sueño de volverse rico.
Los primeros días de venta la gente no creía que lo que vendía Esteban eran diamantes de verdad, pero la noticia de que los vendía se propagó y llegó a los oídos de los ricachones de los alrededores, quienes llegaron a arrasar con todo sin pagar nada. Esto enloqueció a Esteban, después de todo su esfuerzo se encontraba igual de pobre; eso le costó unos cuantos azotes y cachetadas a Estrella Lunar, además de una semana sin ningún tipo de alimento. Catalina no era igual de cruel con él, pero tampoco lo defendía, entonces era como si lo maltratara de la misma manera. Estrella Lunar se desesperó, oraba todo el tiempo y no entendía porque su padre lo había abandonado en aquella situación, como era posible que permitiera que lo humillaran de esa forma tan despiadada. Dios no le contestó y así pasaron muchos meses en los que el abandonado ángel cada mañana acompañaba a Esteban a trabajar sin poder liberarse del yugo y cada vez que le proponía al jefe ayudar a otros de la comunidad este se rehusaba. Tuvo que vender sus calzones de seda, una pluma que le había regalado San Rafael cuando estudiaron juntos en la escuela para Arcángeles, era una pluma de oro que lo había acompañado durante muchos siglos y que en los ratos de inspiración lo ayudaba a escribir poesía y también su sortija con el escudo del cielo, la cual Esteban logró vender a escondidas de los ricachones, en 3 000 pesos a un gringo que andaba por ahí de vacaciones.
Estrella Lunar estaba en bancarrota, lo único que le quedaba era su celular sin señal divina y una cadenita de piedras preciosas que solo se dan en el cielo, la logró esconder una noche sin que nadie lo advirtiera. Estaba completamente flaco y pálido y aquel hermoso corte con el que había llegado ya no era más que un montón de cabellos sin forma. Sus alas aún lo seguían ayudando bastante en las épocas de frio cuando ninguna de las mantas que Catalina le prestaba lo lograban calentar.
Pasó un año y ya prácticamente no quedaba ni la sombra de Estrella Lunar, ya más terrenal no podía verse cuando paseaba por las calles con Catalina. Cuando la acompañaba a la iglesia los domingos hasta parecía que sufría de amnesia, no le interesaba el cura, ni la comunidad de creyentes, por él que se murieran todos, pensaba aquel ser de luz, estaba descubriendo por primera vez lo que significa la decepción y la derrota. A veces hacia lo posible por ayudar un poco a Catalina en la casa con buena fe, pero cuando su mirada se topaba con la de Esteban el miedo y la tristeza lo inundaban, incluso el odio, algo que nunca se imaginó sentir.
Durante todo ese año en el que Estrella Lunar estuvo en la tierra Esteban hizo bastante dinero a costa de él, dinero que quizá si hubiera sido más inteligente o visionario lo habría sacado de pobre para siempre. Una noche llegó a San Jerónimo una feria con juegos de casino. Era la novedad, todos los ricos estaba ahí apostando su dinero, sus casas, sus trocas y los que no tenían mucho capital aunque sea jugaban una vez para no quedar como miserables. Esteban no pudo quedarse con las ganas e invirtió en la ruleta todo lo que había ganado durante un año. Lo perdió todo y por más que lo intentó no pudo reponer lo perdido. Esa acción le costó a su huésped 20 latigazos en la espalda porque según el viejo el debió con sus poderes de ángel impedir que le ocurriera algo así.
Después de ese terrible acontecimiento la situación económica de Esteban y Catalina fue empeorando cada día más. Tuvieron que dejar de vender en el tianguis porque un ricachón ocupó el terreno para construir una posada y no sabían vivir de otra cosa. Catalina intentó ser ingeniosa preparado pastelitos, creando un centro de lavado y quien sabe cuántas cosas más que inventó para salir de pobre. Nada funcionaba, hasta que un día Esteban descubrió que el cabello de Estrella Lunar era de oro laminado y que sus dientes tenían un brillo especial que los hacia parecerse a las piedras preciosas, así que conducido por la desesperación lo amarró en el patio y se los arrancó uno por uno y después hizo lo mismo con su cabellera dorada. Estrella Lunar intento usar los poderes que tenía que hasta ese momento no había querido usar para no lastimar a nadie, pero cuando intentó sacar los rayos de sus dedos se dio cuenta que sus habilidades lo habían abandonado sin razón alguna. El infortunado ángel se desesperó del dolor, estaba perdido, abandonado, la tristeza que sentía en su corazón era tan grande que nunca existirán palabras para explicarla.
Esteban resolvió vender cuidadosamente el cabello y los dientes de Estrella Lunar, le pagaron muy bien por cada una de las piezas; el cabello se lo compró una señora calva que ya estaba entrando a los 80 años y los dientes un Narco que se los quería poner a la calavera de su hermano recién asesinado. Pero nuevamente ocurrió un acontecimiento terrible. Una noche mientras esteban salía de la pulquería con todo el dinero en el bolsillo fue asaltado por un jovenzuelo delincuente que le arrebató todo lo ganado. Esta vez Estrella Lunar no fue castigado, pues su dueño estaba sin fuerzas y muy borracho como para agarrar el látigo.
Después de esa pérdida Esteban no pudo reponerse económicamente, todo lo que le llegaba se le esfumaba sin que él pudiera evitarlo, no importaba lo que hiciera y cuanto escondiera el poco dinero que le quedaba, este siempre desaparecía. A la casa del matrimonio la arrasó la miseria total y el hambre era tal que ni las moscas podían sobrevivir en ese hogar. Estrella Lunar podía sobrevivir porque su estómago celestial con cualquier cosa se contentaba pero a Catalina y a Esteban las ideas se les volvían vapor en la cabeza.
Un día en el que ya no tenían ni tortillas ni frijoles se vieron tan desesperados por el hambre que Esteban mató al perro que lo había acompañado durante 10 años. La carne le supo muy mala pues el perro ya era viejo pero al menos era carne. Eso los salvó por unos tres días pero al descomponerse lo que les quedaba de su fiel mascota se volvieron a encontrar en la misma situación. Una mañana soleada en la que Esteban se dedicaba a sacar gusanos de la tierra del patio para freírlos en el comal, una brisa misteriosa le hizo detectar que el olor que emanaba de Estrella Lunar era exquisito; olía a muchas cosas pero sobre todo a fruta dulce y deliciosa, a una parecida al mango. Esteban llamó a Catalina para que percibiera el olor junto con él y también para cerciorarse de que lo que percibía era real. Catalina coincidió con él y se le hizo tan irresistible el olor de Estrella que se le lanzó encima para morderlo. Esteban la siguió cegado por la hambruna y cuando ambos se percataron de la realidad, sus manos ya estaban llenas de pedazos de carne y de plumas. El ángel estaba muerto, completamente muerto sin que nadie ni el mismo Dios pudiera revivirlo. Tanto Catalina como Esteban sintieron de súbito un terrible remordimiento que después de sentir su estómago tan pleno, llegaron a la conclusión de que como era un Arcángel, Estrella Lunar se había sacrificado por ellos para que ya no volvieran a sentir más hambre en todo lo que les quedaba de vida. Confiados por esa idea y sin tanto temor a Dios, descuartizaron lo que quedaba del ángel, guardaron la carne en el pequeño refrigerador que conservaban y sus hermosas alas las pusieron a secarse en el patio colgadas en un gancho, con ellas Catalina tenía la idea de hacerse una hermosa gabardina que presumiría en la misa de los domingos de fiesta.
Por varios días estuvieron disfrutando de la deliciosa carne del ángel hasta que se devoraron el último pedazo y como ya no tenían perro al que tirarle las sobras, Esteban decidió venderle los huesos a la primaria del pueblo para que instruyera a los niños sobre anatomía, con el dinero que ganó de esa inversión se compró un pequeño televisor.
Después de un mes de la muerte de Estrella Lunar ni Esteban ni Catalina sentían hambre, parecía que nunca más iban a tener esa sensación tan carnal e incluso se sentían divinos. Se amaban más, disfrutaban de cada momento del día y también de sus horas sobre la cama. Pero después de tres meses esa comezón clásica del estómago regresó y ahora con más fuerza, era prácticamente insoportable y la miseria estaba en su máximo apogeo. Así que Catalina con su gabardina de alas de ángel se fue a la iglesia para en oración pedirle a Dios que tuviera piedad de ella, de sus necesidades y antes del salir del templo le recordó al padre lo buena cristiana que era, que no la olvidara cuando revisara su lista de plegarias.
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