I
Tío mañana reclamaremos tus huesos,
todo lo que el tiempo dejó de ti,
ya sin piel y desnudo te sacaran mi padre y mi tía,
y mostraras lo que somos todos,
blancura inquebrantable,
espacio vacío para que la tierra expanda su reino,
hueco sin recuerdos para que la lluvia siembre sus raíces.
Te llevaran en procesión la familia,
los que pueden evocar tu risa,
tu forma acelerada de hablar,
tu nerviosismo,
tus reflexiones,
tu gestualidad,
y el recuerdo de todas esas cosas vestiran tus huesos
y a la memoria le saldran ramas y hojas que te haran crecer
y moverte con el viento.
Tus huesos finos de león viejo pero sabio
que disfrutaba pararse sobre una roca de verdades,
todo lo que fuiste se irá a una nube,
a un cofre celeste que al abrirlo
las estrellas podrán contemplar el vestigio de tu vida.
Muchos creeran que no hay nada,
¡sólo huesos dirán los que te muevan!
sin saber que en ellos tu nombre, tus amores,
tus hazañas y aciertos están entrerrados
como las semillas que la tierra en su generosidad fortaleció.
Tío mío, querido para siempre, mañana Cronos hará una pausa
para inclinar la cabeza y saludarte
y con su mirada profunda
observará el lugar vacío que habitó tu corazón
y podrá el tiempo recordar el sabor de su sangre
y el deleite de sus sentimientos.
Temprano mañana, cuando el sol vuelva a levantarse de sus cenizas
y salude al mundo con su ala de fuego,
el polvo acumulado en las astillas de tus huesos,
se levantará para recrear tu sombra, tu voz,
por un momento volverás a reír, a mirar al cielo
con tu mirada de niño, de joven y de adulto
y la tierra al cerrar su pecho húmedo de ti
querrá extrañarte y liberar sus lágrimas con un chopo de agua
Mañana tío inolvidable, todo lo que tu alma calló,
todo lo que pudo expresar y tomar de la vida,
en semillas se irán al cielo,
con mensajes de la tierra y de nuestros deseos mudos
para poblar más al cielo de polvo luminoso.
Tu fémur será un puente entre mis sueños y los tuyos,
lo que nunca te dije caminará a través de él hasta el lugar
donde todas las palabras pierden su significado
para fundirse con el aliento divino,
y tu cráneo será una roca,
un meteoro libre para caer en el óceano de cualquier planeta,
tus falanges tocarán el rostro de la luna,
que será espejo de tu alma sin nombre sin historia.
A partir de mañana se acaba tu estacia aquí,
serás guardado en un rincón del cielo de marmól
con un número luminisciente,
código de vida y muerte en el panteón de todos los seres,
Y cada vez que los rayos sacudan sus ramas con el eco de tu nombre
y aquí en el mundo llueva,
sentiré que tus semillas vuelven
para crecer en las aguas de mis ojos.
II
Caíste de una rama del cielo,
fruto maduro henchido de estrellas,
cuerpo astral recubierto de piel, de silencio
como fuente inagotable de palabras
y al tocar la tierra comenzó su descompocisón,
se fundió con el aliento y palpitar de las flores,
con las alas del viento, con el viaje de las nubes.
Caíste de una rama del cielo al charco de nuestras manos
que no supieron cultivar tus estrellas
y de naturaleza viva te transformarte
en textura de colores muertos,
en el vuelo estático de la mariposa.
Se desvaneció tu piel,
se secaron tus cabellos de ráices,
las constelaciones de tu semilla, corazón celeste,
prevalecieron sobre la mortaja.
En procesión fuimos a enterrarte al cielo que es la tierra,
pues ambos dan en ambudancia,
con polvo que es lluvia y sol incinerado,
con nubes que son frutos.
Y te dejamos en el umbral de la ceiba
para que crecieras trece veces por los trece cielos,
para que tu esqueleto de estrellas, tu anatomia real
volviera a nacer en flores que se igualen a sus hermanos los astros,
aquí, en el limpido paraíso de tu lápida.
Impactos: 1