Poetas de cada rincón del país,
carguen plumas, disparen la verdad,
usen la retorica en sus puños levantados,
la justicia poética es más que una frase.
La poesía es un arma encantadora,
inherente a la lucha social.
La poesía comprometida, incita vínculos
con el pueblo, con la gracia de la vida;
se adhiere a la tierra del campesino,
suma movimientos para los peones,
recoge testimonios del proletariado,
pone en estrofas lo estético de la causa.
La de protesta comparte mensajes exigentes,
filtra historias de oprimidos, de olvidados,
apunta a desaparecer la pobreza, lo precario;
el ojo poético revela lo innegable,
las injusticias son más que imágenes,
son dolores que en versos piden solución.
La revolucionaria es una con el pueblo,
se junta para globalizar la solidaridad,
apunta a la unión en composición libre,
proyecta sin merced analogías rebeldes
de una anarquía de rimas inagotables,
se vuelve instrumento de liberación masiva.
Poetas, se les convoca a servir a la patria,
demasiado en lontananza han permanecido,
escojan su forma de clamar ante la sociedad,
en contra del abuso que gobierna al espíritu,
añadan a su parafernalia consignas populares,
si la resistencia se pinta de musa, únanse a ella.
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