Pirañas vestidas de bytes que devoran toda alma.
Cuerpos condicionados para reaccionar a sonidos electrónicos.
Mentes configuradas binariamente: like y no like.
La popularidad del like superó a la de google.
Los ídolos de la antigüedad le ceden su estafeta.
Los tiranos de la historia reconocen en él su evolución.
Carnívoro de ideas, hematófago de creatividad.
Engulle esencias, excreta soledad.
No hay blog que nos defienda de su intrínseca tiranía.
La democracia se alió con él. Triunfo completo.
Visiones éticas, estética, y epistemológicas, salen calientitas todos los días del like supremo.
Las emociones bífidas de los usuarios se encuentran ya encapsuladas en él.
Like de ojos vendados, con balanza de un solo calibre, pero que no se parece a la justicia.
Sarcástico poder colectivo de encumbrar o derrumbar… en un solo día, sin compasión.
¡Oh Dios, sálvame por tu nombre, por tu poderío hazme justicia!
La popularidad decretada por él, no existen para los que no están en la red… uno que otro.
La venta de almas por obtener más likes, está de moda.
“La última palabra la tiene el like.” 361,000 000 de likes.
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