IV
Ser enemigo del hombre
El guión de la historia está derruido,
manchado por tintas intolerantes,
resultado de los enfrentamientos con el otro,
de atacar con alevosía las ideas opuestas
y atiborrar de reclamos los espacios en blanco.
Clásica insolencia es delirar de superioridad,
verse como protagonista de la vida,
aislar al prójimo a un rol secundario
como un extra que deambula por un fondo pardo.
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