Un día de noche,
me acosté a descansar,
al pasar un rato,
sin querer me puse a soñar.
Soñé y soñando,
con un espantoso gato,
que me quería rasguñar,
me puse con él a jugar.
Jugué, jugando,
la risa me andaba ganando
que lo terminé soltando,
y al suelo me fui rodando.
Después me subí sobando,
volví a dormir otro rato,
soñé con un enorme cuarto,
que por poco me infarto.
Estaba un enorme lagarto.
me la pase luchando,
de tanto y tanto,
que lo mando al otro lado.
Me desperté asustado,
que me pongo a cantar,
a mi nadie me va ha espantar,
sentado empecé a suspirar.
Me acosté otra vez,
con las patas al revés,
con los pies en la cabecera,
y la cabeza llena de estrés.
Soñé con una güera en bicicleta,
yo de pie en la banqueta,
me dijo dulce y discreta,
súbete vamos a pasear.
Al cabo de un rato,
se me iba cayendo un zapato,
dí un enorme salto,
que hasta allá fui a rebotar.
Esa noche de los sueños,
nunca la voy a olvidar,
entre sueños, despertares y suspiros,
nunca pude descansar.
Jorge Díaz Duarte.
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